Mensaje del 13 de Febrero de 2004 (2º)

Tanto Mi Madre como Yo tenemos tantas gracias para repartir pero, tantas veces los hombres no nos piden o me lo piden de una forma que uno no sabe si lo están pidiendo con ganas o sin ganas.

Mensaje del 13 de Febrero de 2004

Dice Jesús:

Ya estuve antes y conversamos un buen rato y ahora vine nuevamente para… (se dio vuelta la cinta) … Mensaje a todos los hombres que puestos en Internet serán leídos por todos los hombres del mundo y nuevamente…, nuevamente les digo, “bienaventurados aquellos que ven y creen, pero más bienaventurados aún aquellos que no ven y sin embargo creen”.

Me siento muy complacido al ver todo lo agradecido que son los hombres cuando ven que en su vida el Señor interviene y le trae todo aquello que necesita para que sean felices, no hago nada más que repetir lo que hacía cuando estaba allá hace dos mil años y que seguí haciendo a través del tiempo, pero en aquél entonces Yo llegaba a un lugar y lo primero que decía es: “¿dónde están los enfermos que quiero sanarlos?”; es decir, como ustedes pueden ver la prioridad uno en Mí siempre fue sanar a los enfermos y sanar todo lo que estaba desordenado.

Entonces todos aquellos que confían en Mi palabra tengan la seguridad total que un día, dos, cinco o más, pero todo aquello que ustedes me piden se los concederé, acaso no les digo Yo en la Sagrada Palabra: “llamen y se les dará, golpeen y se les abrirá”. Tanto Mi Madre como Yo tenemos tantas gracias para repartir pero, tantas veces los hombres no nos piden o me lo piden de una forma que uno no sabe si lo están pidiendo con ganas o sin ganas.

Por eso, prometido está: “golpeen y se les abrirá, pidan y se les dará”, y si eso no ocurre revisen si que es lo que pasa por dentro que Yo no puedo llegar hasta ustedes para sanarles y hacerlos felices, porque Mi voluntad es exactamente eso, que ustedes sean felices.

Por eso Mis queridos, me siento complacido por estar entre ustedes, me siento complacido porque me aman, pero sepan cuánto los amo Yo y espero que abran vuestros corazones para que Yo y Mi Mamá podamos entrar y permanecer allí para siempre, por toda una eternidad.

Les amo profundamente.

Amén.

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