Mensaje del 21 de Febrero de 2003

Claro, para ver la estrella nos tiene que pasar como a los magos que creían plenamente en que una estrella los estaba guiando, entonces ¿qué se puede temer?, cuando Yo le doy la fuerza a los hombres para caminar, ¿qué?, ¿qué se puede temer?.

Mensaje del 21 de Febrero de 2003

Habla Artemio:


Todo lo que puede parecer difícil, deja de serlo; todo lo que parece conflictivo, deja de serlo; cuando vos entrás en nuestras vidas, pones el orden necesario.
Señor todos necesitamos orden porque el orden es sinónimo de salud, orden es sinónimo de comprensión, orden es sinónimo de entendimiento, bueno etc ¿no?; entonces todos necesitamos Señor de que pongas orden en nuestras vidas y que además nos des la convicción así, pero certera, segura de que cada paso que doy vos lo estás procurando, es decir me das la fuerza para caminar en una dirección o en la otra, como los magos siguiendo la estrella que los lleva al lugar del niño.

Señor, por todos los méritos de tu Preciosísima Sangre Señor, regalanos Señor como a los magos una estrella, para no equivocarnos nunca en nuestras determinaciones. Señor mirá yo puedo pensar cualquier cosa y puedo cambiar de opinión y volver a cambiar, pero si vos están en mi vida, en mis cosas, estás en todo, entonces no me preocupa mis cambios de humor, mis cambios de opinión, mis cambios de…, de lo que sea, porque sé que en primera y última instancia voy a hacer lo que vos querés.

Sí Señor, eso es lo importante, por eso nosotros, nuevamente hoy en este día de Febrero de 2003, te decimos simplemente, humildemente: Señor, toma nuestro corazón, aduéñate Señor de él, ven a habitarlo y permanece en él para siempre, más allá de mis opiniones y mis puntos de vista y mi razonamiento, porque Señor el razonamiento al fin y al cabo es nada más que andar con muletas ¿no?. Lo que realmente me guía es el corazón Señor, es decir las emociones y los sentimientos, porque solamente lo valioso Señor puedo verlo con un parte emocional y afectiva y es la que no me va hacer equivocar nunca y además vos dijiste una vez Señor que si uno se equivoca haciendo las cosas con amor, el error pasa desapercibido, ¿por qué?, y simplemente porque…, porque el que se equivoca es el corazón y no el razonamiento.

Entonces Señor llenos, plenificados de esa verdad nos ofrecemos con todo nuestro ser a vos Señor, para que te adueñes de nuestras vidas, no por un día o dos sino para siempre, por toda una eternidad y también le pedimos a tu Santísima Madre que nos envuelva con la llama de fuego de amor que sale de su corazón, que nos envuelva hoy, mañana y siempre, para que todo lo que hagamos sea nada más que un juego de la voluntad tuya Señor y de tu amor y el de tu Mamá. Entonces, con esa certeza en el alma ¿qué tengo que temer?, ¿qué?, nada absolutamente, Señor si vos sos el que conduce mi barco, estoy en alta mar Señor y sé que puede haber tormentas y el agua enojada que quiere taparnos y tantísimas cosas que pueden provocarnos disgustos, pero yo digo simplemente: Jesús está en el timón del barco, entonces siempre voy a llegar a buen puerto, siempre.

Y esto Señor que no solamente sea una expresión de deseos Señor, sino que además, además sea una realidad hoy y siempre, es decir con vos Señor no se puede usar cualquier palabra, para vos las palabras es todo o nunca, es siempre, es infinito, porque no te manejas con cosas relativas Señor, siempre es totalizante tu forma de mirar las cosas, tu amor no es por un día o dos, tu amor es para siempre, por toda una eternidad. Entonces…, yo y todos los hombres tienen que basarse en esta certeza: el Señor está conmigo ¿quién contra mi?, el Señor es mi pastor nada me puede faltar, el Señor guía mis pasos yo no me voy a equivocar, el Señor como dijo hoy la palabra: puso una estrella para guiar los magos hasta donde estaba el niño y ante esas palabras que parecía que iba a decirnos poco, vimos que nos dice todo. Así como los magos tuvieron la estrella para llegar a Jesús, así Señor poné también una estrella para que cada uno de nosotros logremos la felicidad, no te pedimos nada del otro mundo Señor, te estamos diciendo nada más lo que vos querés, sí Señor.

Y ahora, y como ya estás acá junto a todos tus Santos, junto a todos vamos a escuchar tu Mensaje ¿no?, ya hace ocho años Señor que lo venimos esperando todos los días y con la misma ansiedad porque tu palabra es agua de vida, es agua viva que calma nuestra sed para siempre. Una vez Señor que escuchemos tu palabra, ya nada es igual; una vez que como ahora respiremos el mismo aire que vos estás respirando, tu Madre, los Santos, etc, ya no, no puede ser lo mismo Señor, porque no es común que uno pueda respirar el mismo aire que respiras vos Señor, el aire llega a nuestros pulmones, allí llega también los pequeños vasos sanguíneos para nutrirse del oxígeno que llevará la vida a todo el cuerpo, en consecuencia tendremos la vida en todo el cuerpo y en el alma y en todo porque…, hemos respirado el mismo aire que vos respiras, y tu Mamá, y los Santos y todos los familiares que nos acompañan.

Señor pero qué suerte que tenemos Señor, que seas nuestro padre, nuestro hermano, nuestro compañero, nuestro guía, nuestro compinche…, todo Señor, pero yo dejo de hablar señor porque me gusta que vos hables.

Dice Jesús:

“Yo soy el pan de vida y con ustedes me quedé, Yo soy la Luz del mundo, quién me sigue no anda en tinieblas”.

Pero al mismo tiempo como siempre les digo: los invito a que cada uno encienda su lámpara ¿mmm?, su lámpara, no importa si la llama es chiquita o grande, no, no, no, eso no importa, importa que esté encendida, porque eso guiará vuestra vida y la de todos los que pasan a vuestro lado, en esto no hay vueltas ¿eh?, ustedes recién se han ofrecido a Mi Corazón y al Corazón Inmaculado de Mi Mamá y ahora vuestra libertad es relativa, porque Yo acepté el ofrecimiento, me he adueñado de ustedes y en adelante haré todo lo que sea necesario para que ustedes sean felices, que cada día al amanecer, así como el sol sale y le dice a las cosas: háganse de nuevo, así todos los días renacerá la esperanza en vuestros corazones y hará que los pequeños problemas cotidianos sean tan tontos, tan sin sentido que mejor ni hablar de ellos.

Esta es la sabiduría del Señor y esta es la sabiduría de aquellos que me siguen, que son peregrinos en la vida siguiendo lo que hoy leyeron en la palabra: “de una estrella va guiando siempre, siempre”. Claro, para ver la estrella nos tiene que pasar como a los magos que creían plenamente en que una estrella los estaba guiando, entonces ¿qué se puede temer?, cuando Yo le doy la fuerza a los hombres para caminar, ¿qué?, ¿qué se puede temer?. ¿Esto quiere decir que a veces no hay que razonar un poquito?, si como no, pero a la Luz del Señor, para que la Luz del Señor ponga las cosas en orden, sane nuestras vidas de todas las cosas que no son convenientes, que llevamos dentro nuestro y a veces nos perturba, Él sana, el Padre, Yo y el Espíritu Santo, la Trinidad, sanamos todo, porque esa es nuestra tarea, ¿o acaso no leen el Evangelio muy seguido?, cuando Yo digo: “tráiganme los enfermos que quiero sanarlos”. Los que están muy bien no necesitan médicos, pero los que tienen problemas sí y Yo no llevo botiquín ni ningún aparato para nada, pero tengo todo el amor al alcance de ustedes, a vuestra disposición y es enrome Mi Misericordia, es enrome, entonces ¿qué se puede temer?, nada, nada; en primera y última instancia hay que dejarse llevar, dejarse llevar, con esa casi beatitud que tiene el ser humano cuando pone todas las cosas en manos Mías para que Yo resuelva, sí Mis queridos.

Es Mi tarea, es Mi gusto, es Mi objetivo fundamental en la vida de cada uno de los hombres guiarlos hacia la felicidad, entonces quién confía plenamente en Mí, vuelvo a repetir: ¿qué puede temer?, ¿qué?; ustedes creen por ventura que aquél que ordenó todos los planetas en sus orbitas y las galaxias y separó las tinieblas de la luz, las aguas de la tierra, ustedes creen que no está también disponible para, hasta las más pequeñas cosas que pueden pasar en vuestra vida, pero me gusta aquello de que hagan como el ciego de Jericó: “Señor haz que vea, haz que vea Señor”, y ante toda esa fe y toda esa confianza ¿qué otra cosa puedo decir Yo?: “ve”.

Y qué fácil y simple es la vida mirándola así ¿mmm? y esperando todos aquella eternidad, hacia la cual van peregrinando donde todos estaremos otra vez juntos para siempre, ¿alguna vez alguien le dijo que les prometía el amor para siempre?, nadie porque nadie puede, solamente el Hijo de Dios y Dios mismo puedo decirles: les prometo el amor para siempre; pero no, no, miren vuestros rostros, porque en vuestros rostros se encuentran defectos para reprocharse, lo que deben hacer es tomarse de la mano y mirar hacia adelante, tomarse de la mano y mirar hacia adelante porque si los seres humanos se miran demasiado el rostro se ven sus defectos y empiezan a reprocharse, mientras que si se tomen de la mano y miran adelante… todo se vuelve hermoso.

Por algo les mostré en la palabra de hoy: “la estrella que guió a los magos”, ¿adónde?, a encontrar, ¿a quién?, a encontrarme a Mí, y por eso ¿les parece poco? que les regale hoy a cada uno una estrella para que los guíe siempre como a los magos.

Los amo, los amo tiernamente, los amo como un padre, un amigo, un hermano, un compañero, con un amor total y definitivo y no por hoy sino por toda una eternidad.

Amén.