Mensaje del 13 de Marzo de 2002

Yo he elegido este lugar en el mundo para hacer mis apariciones y en consecuencia no quiero defraudar a nadie y menos a quién me ama.

Mensaje del 13 de Marzo de 2002

Dice Jesús:

Yo soy el camino, la verdad y la vida, quien me sigue a Mi no anda en tinieblas.

Celebro verlos a ustedes en este lugar, que han venido de lejos para estar aquí reunidos.

Yo puedo asegurarles que vuestras expectativas han sido satisfechas y vuestros problemas han empezado a solucionarse. Ustedes dirán ¿todo es así de simple?. Sí es así de simple. Lo que Yo necesito es almas humildes que me pidan con sinceridad lo que necesitan y Yo estoy siempre dispuesto a concederlo. Yo soy el Señor de la Misericordia, Yo soy el que da la vida y no puedo negárselas a quien me la pide con fervor y devoción, pero no se olviden que todo lo que ustedes me piden pasa a través de Mi Mamá porque ella es mediadora de todas las gracias.

Me gustaría decirles a algunas de las personas que están presentes que confíen plenamente en el Señor de la Misericordia; que aunque sus problemas no son simples Yo ya he empezado a sanarlos y a solucionarlos. Ustedes saben bien a quien me refiero, cada uno se siente plenamente identificado con lo que Yo estoy diciendo, además esa señora que tiene dentro de su alma ciertas penas desde hace tanto tiempo y nadie lo sabe, desde hoy entréguemela a Mi; entrégueme sus penas que Yo las quiero quemar con el fuego de Mi amor. Esas dos personas que creen no tener resuelta su situación delante de la Santa Madre Iglesia, pídanme a Mi que le solucione sus problemas, para eso estoy aquí.

Yo he elegido este lugar en el mundo para hacer mis apariciones y en consecuencia no quiero defraudar a nadie y menos a quién me ama. La condición esencial para que tengamos una óptima relación es que me amen. Yo los amo profundamente y diariamente voy perdiendo Mi sangre por ustedes y pago todas vuestras deudas y pago todos vuestros problemas delante de Mi Padre. Entonces Mis queridos giren 180 grados vuestra vida para sentirse en paz, en tranquilidad, bien.

Mañana cuando salga el sol siéntanse nuevos, porque no creo que se puedan sentir de otra forma habiendo tenido al Hijo de Dios y Dios mismo en vuestra presencia y habiendo respirado el mismo aire que Yo respiro.

Además les digo esto para que lo tengan muy en cuenta: cuando vean que vuestros problemas son graves y otros no le encuentran solución, entonces entiéndanse directamente conmigo. ¿No he comenzado diciendo que Yo soy el camino, la verdad y la vida, y que el que me sigue a Mi no anda en tinieblas?. Entonces si alguien no los escucha, Yo los escucho; si alguien no los atiende, Yo estoy todo el día dispuesto a atenderlos. Si alguien cree que es muy grande lo que tiene, para Mi es muy pequeño, díganmelo. Nadie se quede con un dolor escondido en su interior, démenló a Mi que Yo tengo una gana enorme de quemarlo con el fuego de Mi amor.

No puedo ser más preciso pero ustedes saben entenderme a quien me refiero, más datos no puedo dar porque sino ya dejan de ser cosas íntimas y pasan a ser cosas públicas. Pero todo eso que tienen, que traían para decirme díganmelo ahora o esta noche o mañana o cuando quieran, y además díganle a todos, grítenlo por todos lados: el Señor de la Misericordia me prometió todo, me prometió que ya no tengo que tener miedo, me prometió que ya todo me lo soluciona; me prometió ya que hasta las cosas más difíciles teniéndome a Mi ya no son difíciles.

La lucha por la vida es siempre muy grande y los hombres se empecinan por malquistar a los otros hombres, pero ustedes me tienen a Mi. Me tienen a Mi Mis queridos para solucionar todo. Es cuestión de que me lo pidan con Fe y creyendo realmente que Yo se los voy a dar. Cuando me piden algo, pídanmelo con la seguridad de que ya lo han obtenido, esa es la forma, la forma en que se me pide a Mi. Cuando me piden algo, créanlo que ya lo han obtenido.

Esto puede ser personal pero sirve para todos los hombres del mundo, regresen a sus casas con la convicción de haber estado delante del Hijo de Dios y de Dios mismo.

Yo esta noche los he mirado a los ojos, en silencio he pronunciado vuestros nombres, así como lo pronuncié cuando empezaron a vivir en la panza de mamá. Para muchos mamá ya no está, está de otra forma, está conmigo, pero piensen que está también con ustedes; que los ama. Pero así como la llamé aquel día por vuestro nombre , hoy también al mirarlo a los ojos he dicho en silencio vuestro nombre. ¿Y eso qué significa en Mi lenguaje, Mi forma de pensar o de expresarme? Significa que todos aquéllos que Yo llamo por el nombre y miro a los ojos y signo con la cruz, los inscribo en el libro de la vida; que significa: si siguen bien con vuestra vida tendrán la salvación eterna y gozarán eternamente de la luz del Padre.

Llévense un montón de optimismo de acá porque Yo se los doy, Yo no soy mezquino para nada, Mi Misericordia les llena todo. Además esta noche he limpiado vuestras casas de todas las cosas dañinas que había. Así que cuando regresan a ella esta noche piensen esta casa está limpia y la habita Mi Dios y Mi Señor. Mi Dios y Mi Señor están aquí adentro. Y Yo estaré velando siempre junto a ustedes, aunque ustedes duerman, Yo estoy despierto; aunque ustedes miren para otro lado Yo los estoy mirando; aunque ustedes se distraigan, Yo nunca me distraigo. Solamente quiero que se ofrezcan a Mi, tienen que darse a Mi y a Mi mamá como un anticipo del darse definitivamente cuando pasen la bienaventuranza eterna.

Me siento feliz, viéndolos felices a ustedes, me siento bien viéndolos bien a ustedes. Esos son Mis objetivos Mis queridos. He venido a la tierra por ustedes y mientras más dolores y angustias tengan, más déjenmelo a Mi porque Yo los quiero quemar con el fuego de Mi amor.

Los amo, los amo, los amo, ténganlo en cuenta en cada momento y a cada paso, los amo, los amo, los amo.

Dice nuestra Mamá, la Virgen:

He aquí la esclava del Señor, hágame en Mi según tu palabra.

Los amo Mis queridos, los amo Mis queridos y quiero dejarles esto que ya una vez se los di a ustedes: Cuando esta noche se acuesten, hundan la cabeza en la almohada, prométanme olvidarse de todo y acordarse de Mi. Yo los voy a tener en mi regazo, van a ser niños pequeñitos como si fuera la mamá de ustedes que los acuna, les diré como ya les dije otras veces:

Arrorró mi niño, arrorró mi sol,
arrorró pedazo de mi corazón.
Arrorró mi niño, arrorró mi sol,
arrorró pedazo de mi corazón.

Tengan en cuenta que vuestro sueño será auxiliado continuamente con la gracia del Señor y duérmanse en mis brazos. Todo dolor y toda angustia, toda preocupación desaparece así como cuando niñitos en los brazos de su madre se sentían bien y en paz, también Yo quiero que en Mi regazo se sientan bien, en paz y confíen en que cada día puede ser diferente porque tiene amor Mío y de Mi Hijo. Y no por un día o dos, sino para siempre.

Llévense de Mi parte un abrazo grande y la seguridad de que siempre los estoy amando.

Amén.

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