Mensaje del 06 de Mayo de 2002

¡Qué feliz me siento!, y que feliz me siento cuando usan para que la compuerta no esté oxidada, usan el aceite de vuestra humildad para hacerla ágil y ligera, que feliz me siento en amarlos.

Mensaje del 06 de Mayo de 2002

Habla Artemio:

Después de entrar en nosotros como un Río de Agua Viva, llenándonos de tu Misericordia, para sanarnos de todos nuestros problemas, de nuestras enfermedades y de todas nuestras cosas, queremos escuchar tu Mensaje de este día, que es día 06 de Mayo, 06 de Mayo de 2002.

Dice Jesús:

“Yo soy el pan de vida y con ustedes me quedé”, “Yo soy la Luz del mundo para alumbrar vuestro camino y vuestras vidas”, “Yo soy el Río de Agua Viva que lo sana todo, todo lo pone en orden y a todo le da un sentido”.

Mis queridos, pongan a Mis pies todo aquello que les sobra: remordimientos, dolores, falta de perdón, odios, rencores, broncas viejas, pongan también a Mis pies todo el perdón que piensan para aquellos que les hicieron daño en algún momento de la vida y también de vuestros parientes, amigos, enemigos y por supuesto, de todos los hombres del mundo.

No saben que feliz soy cuando como, dijiste en un comienzo: se abre la compuerta y toda el agua que estaba esperando se disemina por todos los canales de la vida de cada uno y de todos. ¡Qué feliz me siento!, y que feliz me siento cuando usan para que la compuerta no esté oxidada, usan el aceite de vuestra humildad para hacerla ágil y ligera, que feliz me siento en amarlos.

Díganselo a todos aquellos que ustedes quieren y que no quieren tanto tal vez, díganle, soy tan feliz en amarlos, por eso me mandó el Padre a morir en una cruz, a derramar Mi sangre, por eso porque todo eso me hace feliz porque es amor que va hacia ustedes, y Yo no les pido nada Mis queridos, nada, nada, Mi Madre tampoco les pide nada.

Que feliz me he sentido cuando he invadido vuestros cuerpos y vuestras almas con el Agua Viva que sale de Mí, que feliz me siento poder ayudarles a levar la pesada carga de vivir en un mundo que no es fácil vivir.

Cuéntenle a todos, cuéntenle: he respirado el aire que respira Jesús, el Hijo de Dios y Dios mismo y el me ha llenado con toda su gracia, con toda su Misericordia, ¿no te gustaría a vos también que Él te llenara de todo?. Díganselo a la gente, grítenlo por todas partes, no lo callen, díganle a todos: ¡Jesús me ama, Jesús me ama, su Madre me ama, el Padre me ama, el Espíritu Santo me ama, los Santos me aman!, díganle a todos, díganselo, no hay corazón duro que no se conmueva cuando sepa, cuando sabe que alguien lo ama, no hay corazón duro, porque el hombre desde siempre en su vida busca amor, aunque sea una migaja de amor y cuantas veces para tener esa migaja la paga.

Pero ustedes cuéntenle: ¡a mi me llenó de amor y no me pidió nada y además me dijo que pusiera a los pies todos mis problemas, mis dolores, mis angustias, mis tribulaciones, porque Él quería quemarlas con el fuego de su amor!, díganselo a la gente, díganselo, sean Mis emisarios en todos lados adonde vayan: yo tengo un Señor que me ama y no me pide nada.

Amén.