Mensaje del 19 de Abril de 2002 (1º)

Y después de acá irán a casa y les parecerá que todo es igual, que todo sigue lo mismo, noo Mis queridos, en los Cielos y en la Tierra ustedes brillan como soles, pero no para dar calor solamente como hace el sol, sino para derramar amor sobre todo.

Mensaje del 19 de Abril de 2002

Habla Artemio:

Hoy es exactamente 19 de Abril de 2002.

Señor Jesús, hoy en este día viernes Señor, que nos recuerda el viernes de Pasión, humildemente Señor estamos peregrinando por esta vida, esta vida que a veces es dura, difícil y otras no tanto. Señor, esto que sea una invocación Señor, por nuestra patria Señor, por los hombres de nuestra patria pero también por todos los hombres del mundo que están en las mismas condiciones, ten compasión Señor, de todos aquellos que están viendo caer la tarde y todos los demás por supuesto, todos.

Dice Jesús:

Bienaventurados Mis queridos, por vuestro corazón generoso. Dentro de la Economía Divina, un corazón generoso da tanto amor como millones y millones de corazones indiferentes.

Gracias Mis queridos, por ser Mis misioneros; gracias Mis queridos, porque entendieron Mi Mensaje; gracias Mis queridos, porque creen que Mi Misericordia no tiene dimensiones; gracias Mis queridos, por ser como son.

Y después de acá irán a casa y les parecerá que todo es igual, que todo sigue lo mismo, noo Mis queridos, en los Cielos y en la Tierra ustedes brillan como soles, pero no para dar calor solamente como hace el sol, sino para derramar amor sobre todo.

Gracias Mis queridos, porque contribuyen a llevar Mi palabra hacia todos los confines de la Tierra; gracias Mis queridos, porque hace posible que Yo mire a los ojos a Mis creaturas. Si alguien pensara que Mi generosidad es excesiva…, todavía no entendió nada de lo que es Mi Misericordia.

Gracias Mis queridos por se consecuentes en esperarme todos los días, que podríamos llamar la cita con el Cielo, gracias por venir a la cita con el Cielo.

Dice Nuestra Madre:

Ustedes tienen la facultad, tienen la capacidad de robarme muy seguido el corazón, sí, pero no para tenerlo para ustedes sino para repartirlo en cientos de millones de pedacitos. Ustedes han ganado Mi voluntad, ustedes son los niños mimados del Señor y Míos, por eso les digo las palabras de la Sagrada Escritura: “bienaventurados aquellos a quienes el Señor perdona sus pecados, pero más aún a aquellos a quienes el Señor ya no tiene en cuenta sus pecados”.

El mundo y muchos de los que gobiernan ese mundo están obsesionados con la idea del pecado y no saben que la única forma de curarlo es amando como aman ustedes.

Muy pronto las multitudes tendrán en cuenta estas palabras, muy pronto.

Amén.

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