Mensaje del 18 de Abril de 2002

Entiendan Mis queridos, los hombres a lo largo de los Siglos han oído siempre palabras difíciles, han oído palabras duras, han oído palabras que sonaban a reprimendas o retos, pero Yo no puedo hablarles así porque Yo soy el Señor de la Misericordia y debo entenderlo todo, comprenderlo todo, saberlo todo, amarlo todo y perdonarlo todo.

Mensaje del 18 de Abril de 2002

Habla Artemio:

Hoy es 18 de Abril del 2002.

Te escuchamos Señor y sabemos que las palabras que decís no son solo para nosotros sino para todos los hombres de la humanidad.

Dice Jesús:


Nadie borrará esas palabras, estas palabras dichas al comienzo del Tercer Milenio, servirán de guía a mucha gente de buena voluntad, en los comienzos pero más adelante, serán tenidas en cuenta por todos, por eso es muy difícil encontrar en los Mensajes los temas tratados de forma difícil o incomprensible. Yo les hablo a todos los hombres del mundo, en consecuencia quiero que todos me entiendan, de qué valdría usar palabras difíciles si los hombres no las entienden, los hombres están cansados y resecos de palabras difíciles. Lo que Yo digo sirve para los doctos porque tienen jugos para sacar de ellas y sirve para los que no son doctos, para llenar su corazón de dulzura.

Entiendan Mis queridos, los hombres a lo largo de los Siglos han oído siempre palabras difíciles, han oído palabras duras, han oído palabras que sonaban a reprimendas o retos, pero Yo no puedo hablarles así porque Yo soy el Señor de la Misericordia y debo entenderlo todo, comprenderlo todo, saberlo todo, amarlo todo y perdonarlo todo. Lejos está de Mi de decir algo que puede resecar el corazón del hombre, quiero que Mi palabra sea el Agua Viva que llene los corazones y les de la paz y la liberación que tanto ansían.

Es cierto, Mi mandato: “ámense unos a otros” está muy lejano de tener vigencia o al menos de tener vigencia total, pero ese es Mi objetivo, cuando los hombres entiendan lo que es el amor hacia el otro, entonces como dijimos una vez: el yermo echará flor y el guijarro esplendores, para citar palabras de una santa chilena, el yermo echará flor y el guijarro esplendores; ustedes dirán por lo bajo: ¿pero cuánto falta para todo eso?, no Mis queridos, ya esta noche, ahora mismo, si ustedes dan cabida en vuestro corazón a todos los hombres…, ya es posible que el yermo eche flor y el guijarro esplendores.

Es muy simple abrir el corazón y decir: entren todos, entren todos porque en mi corazón hay lugar para todos y si soy un hijo digno de mi Maestro, mi corazón debe dar entrada a todos los hombres, a todos los hombres, sin ningún tipo de distinciones, ni de segregaciones, ni discriminaciones. Puede el hombre tener, puede el hombre tener tanta paz y felicidad cuando ha abierto su corazón para todos los hombres del mundo, ¿puede haber alegría mayor?.

Mis queridos, los miro a los ojos y en ustedes tengo puestas todas Mis complacencias.

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