Mensaje del 12 de Mayo de 2001

Los quiero mucho, por eso me entretengo en decirles todas estas cosas, que siempre se han sabido pero que es necesario volver a repetirlas porque cuando uno camina por la cornisa necesita muchas veces alguien de abajo que le diga: adelante, no te vas a caer. Mensaje del 12 de Mayo de 2001

Habla Artemio:


Hoy es 12 de Mayo del 2001.

Habla Señor que tu siervo escucha, todos te escuchamos Señor.

Dice Jesús:


Yo soy el camino, la verdad y la vida, quien a Mí me sigue no anda en tinieblas.

Quien te escuchó hablar hoy puede pensar muchas cosas, por supuesto, en este ambiente tan especial nadie va a pensar cualquier cosa, pero es cierto todo lo que dijiste, al Cielo la mayoría de las veces se lo conquista con violencia y todo el ejemplo que has dado es una situación de violencia, la violencia del amor, seguramente los puritanos te condenarían, los mojigatos se reirían de vos, los ministros de la palabra diría que sos un imprudente al contar esas cosas, sí, pero Yo te digo que me siento muy complacido por el ejemplo que pusiste, es cierto que parece extremado pero Mis queridos, todo lo valioso cuesta, para todo hay que pagar un precio y a veces muy alto, ¿por qué, porque a Mí se me ocurre?, no, el precio que hay que pagar muchas veces lo establecen las personas, las costumbres, la cultura y tantas cosas por el estilo, pero las verdades, por eso empecé así este Mensaje, tienen una sola vertiente.

Yo diría más, el cristiano auténtico está caminando siempre por el camino de la cornisa, está siempre haciendo equilibrio para no caerse, ¿para no caer en el mal?, no, para no dejarse tomar por las costumbres y por la cultura del momento y por todas las cosas que hay en el mundo. Ya sé que algún…, ya sé que algunos dirían que el fin justifica los medios, Yo creo que no estamos hablando de eso ahora y no es que me quiera escapar de la respuesta y como ya lo saben el hombre en su conciencia es el que realmente distingue por dónde van las cosas, siempre que ese hombre deje que el Gran Comunicador, el Espíritu Santo, le diga. Pero atiendan una cosa Mis queridos, delante del ser humano, esté como esté, vaya donde vaya, haga lo que haga, tal vez ni se acuerden de Mí, tal vez ni se acuerden, pero si ustedes han entendido las palabras que Yo he dicho siempre van a proceder de una manera, aunque en ese momento ni por casualidad se acuerden de Mí pero toda vuestra vida dará una respuesta en base a lo que han pensado siempre, además, para todo lo difícil hay que jugarse, hay que saltar al vacío, ¿saltar al vacío como un inconsciente?, noo, saltar al vacío sabiendo que Yo debajo pongo la red, ¿saben qué nombre tiene la red que Yo pongo debajo?, esperanza, fe, pero hay que tenerla sino no salten ¿eh?.

Siempre a lo largo de la historia se fue enseñando a la gente y los ministros de la palabra, la prudencia, que es una virtud pero así como lo entendieron no es virtud, es cobardía, un cristiano no puede ser pusilánime, quien no amontona desparrama, un cristiano debe jugarse siempre, ¿qué resultado va a tener?, corre por Mi cuenta, lo que Yo valoro es el jugarse, si sale bien lo festejamos juntos, si sale mal, también lo festejamos porque se intentó y a veces las derrotas, para la gente son lo que Yo considero las mejores historias, entiéndanlo bien todo esto.

Es posible que en el 98 haya hablado de esto, pero desde otro ángulo, a mediados del 98 se dijeron cosas así pero hoy se ve desde otro ángulo, porque ese ejemplo ya lo citaste una vez vos, con la diferencia que en aquella oportunidad había tres personas que les cayó muy mal lo que dijiste, aquél que no puede sacarse de arriba el puritanismo, la mojigatería y todas esas estupideces humanas no puede ser cristiano de veras porque no se juega nunca por nada, por querer salvarse se condena porque no se juega, si está tan claro que hay que amar al prójimo como a uno mismo entonces sacaron vuestras propias conclusiones, aunque no me gusta todo el Antiguo Testamento porque hay muchas cosas que son errores históricos y otras son crónicas que no hablan con exactitud de Mi Padre pero hay que ubicarse en la época, en la cultura y en las costumbres que ellos tenían, por eso, no soy tan devoto del Antiguo testamento pero pueden mirar porque hay tantas cosas buenas que rescatar.

Y ¿quiénes son aquellos que transforman la historia de un pueblo o de un hombre?, son los arriesgados, los que caminan por la cornisa, son los que, como dicen en la pampa gringa: ponen toda la carne sobre el asador, ¿les gusta esta expresión que dice tanto poner toda la carne sobre el asador?. Mientras no comprendamos que el Cristianismo es esto no entendimos nada todavía, no, nada.

Si comprenden ustedes que a través de la historia hubo hombres muy valientes que incluso fueron quemados vivos por sostener ciertos principios que les parecían buenos, lógicos y de acuerdo a lo que Yo decía, bueno, pues bien, esos son los Santos que habría que canonizar, habría que descolgarlos del palo en que estaban atados cuando se quemaron muchos de ellos e iniciar su proceso de canonización, ya sé que para muchos lo que digo parecería un escándalo, pero Yo pregunto: el haberlos quemados ¿no fue un escándalo mayor?.

Pensar Mis queridos sobre todas estas cosas, estamos en tiempos difíciles pero ¿qué tiempo no fue difícil?, se asustan en este momento ustedes de las cosas, si en todos los dos mil años de Cristianismo hubo cincuenta millones de cosas para ponerse triste y preocuparse, ahora parecería que todo está no sé cómo, tal vez sea uno de los mejores períodos éste, sobre todo Mis queridos porque el Padre está derramando tanto Espíritu Santo sobre la Tierra que ni se dan una idea cuánto.

Basta por hoy, ya tienen suficiente para pensar.

Me gusta el ejemplo que diste, me gusta la gente que camina por la cornisa, me encanta la gente que salta al vacío, me llena de gusto aquellos que se meten en el barro sin temor a mancharse y me gusta más todavía aquellos que se meten en el barro, se manchan y después se lavan, cómo me gustan y si es un resumidero donde hay mucho olor mejor todavía, cómo me complace esa gente, cómo me complace.

Los quiero mucho, por eso me entretengo en decirles todas estas cosas, que siempre se han sabido pero que es necesario volver a repetirlas porque cuando uno camina por la cornisa necesita muchas veces alguien de abajo que le diga: adelante, no te vas a caer.

Amén.