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Mensaje del 15 de Febrero de 2001

No es suficiente un pedido de perdón por los viejos errores, habrá necesidad también de pedir perdón por los errores nuevos, actuales, ¿o qué esperamos Mis queridos, que pasen los siglos para volver a pedir perdón por lo que ahora no se hace bien?, ¿qué está indicando todo eso?, ¿y se necesitó tantos siglos para darse cuenta que había que pedir perdón?. Mensaje del 15 de Febrero de 2001

Habla Artemio:

Hoy es 15 de Febrero del 2001.

Nuestra Señora va a hablar primero.

Dice Nuestra Señora:


El otro día cuando habló Mi Hijo e hice Mías sus palabras, tal vez faltó aclarar algo más, por eso vaya esto en forma de síntesis, repetidas sí, pero si les pido que ubiquen en dónde está repetido no lo ubicarían entonces no tiene importancia.

Esto que voy a decir ahora, lo agregan al Mensaje del otro día, ¿o por qué creés que lo hice olvidar en Bell Ville?, lo que tiene que quedar bien claro es lo siguiente, un Papa de los quilates de Juan XXIII convoca al Concilio Vaticano II, resulta obvio decir que el Espíritu Santo le inspiró para todo eso y también fue el Espíritu Santo el que cuando Juan XXIII estaba a solas y sentía un poco de temor humano por supuesto, el Espíritu Santo le dice: no tengas miedo, no tengas miedo, después el Espíritu Santo le dijo cosas al Papa que alegraron muchísimo su espíritu bueno y santo, entonces, este Papa del Espíritu Santo, porque a través del Concilio Vaticano II, el eterno olvidado, toma vigencia con una profundidad y una altura que nunca había sido visto antes, pero ¿qué ocurre?, Juan XXIII tiene los días contados por su enfermedad y va a continuar Pablo VI, otro santo varón, pero más allá de estos grandes hombres está el Señor que quiere que realmente empiece la era del Espíritu Santo, era que se está demorando demasiado.

Hubo muy buenos intentos en todo el mundo y en esta América, en Medellín, Puebla y todo lo que hizo Mi amado hijo Eduardo, como secretario y presidente del CELAM, pero a pesar de todo eso y luego todos los Documentos últimos de Santo Domingo no pudieron realmente invadir la conciencia de tantas personas, no hablo solo de América, hablo del mundo.

Entonces Mi presencia aquí tiene un sentido clarísimo, iniciar como dije ya en el 96 la Gran Cruzada del Espíritu Santo, pero te habrás dado cuenta que aquellos que pronuncian esto, lo pronuncian solamente con la boca porque no les sale desde su interior y en general, digámoslo de una vez por todas, en general la Iglesia siempre dijo estar inspirada por el Espíritu Santo pero fueron muy pocos los hombres que realmente escucharon lo que el Espíritu Santo les dijo en su conciencia y hubo muchos más que se encargaron de lapidar todo ese cúmulo de enseñanzas maravillosas, que en última instancia se pueden concretar en muy pocas palabras, el Señor crea al hombre libre, a pesar de todos los condicionamientos que pueda tener y en esa libertad también la posibilidad de invocar al Espíritu Santo para que le de las luces suficientes para obrar en el mundo.

Es decir, el Espíritu Santo influye en la libertad de los hombres que forman la Iglesia para hacerles discernir claramente los caminos a seguir, esto teóricamente pero en la práctica poco y nada, entonces no olvidar que Mi presencia en este lugar es iniciar la Gran Cruzada del Espíritu Santo, les guste o no la forma de decir Cruzada, pueden encontrar otra palabra mejor si ustedes quieren, si esta no les cae bien, pero al fin y al cabo las palabras las llena uno de contenido, entonces, Mi voz es así como en otros lugares puedo hablar de la paz porque las circunstancias lo exigen o de otros temas, aquí se impone la necesidad imperiosa de las enseñanzas del Concilio Vaticano II y la de aquellos hombres que quisieron esclarecerlas para la gran mayoría puedan llegar a todas las personas, pero llegar en serio, llegar como corresponde, para iniciar este Tercer Milenio como lo expresé tantas veces en dimensiones diferentes, porque, porque, cuando el Espíritu Santo está hablando dentro de las personas y las personas siguen esos dictados, es como algo que se abre, como un capullo que se abre, como algo que despierta donde parecería que de repente aquello que se veía de un color se ve de otro.

A nadie escapa la necesidad, de que hay necesidad de un mundo nuevo, mundo nuevo en el cual habrá que seguir luchando contra el maligno pero si la unión de todos los hombres o de una inmensa mayoría por lo menos, se pone firme, entonces cuánto terreno puede quitársele al maligno.

El Espíritu Santo debe prevalecer, ya sea en las oraciones cotidianas, en las formas de encarar la liturgia, la manera de formar a los seminaristas y en todos los órdenes, ¿se han puesto a pensar cuando algo lo han visto tantas veces y le parece que ya lo conocen totalmente?, bueno, si ustedes piden la presencia del Espíritu Santo en vuestra conciencia les hará ver que aquello que les parecía tan conocido y que debía ser de una manera es posible que puedan verlo totalmente de otra, en última instancia cuál es el problema fundamental, los hombres no escuchan todo lo que les dice el Espíritu Santo, ¿o acaso no tienen una gran mayoría dentro de la Iglesia, incluso personas destacadas, que hablan de dones y carismas y de otras cosas referentes al Espíritu Santo?, hablan por lo bajo, como si no quisieran que se les oyera y otros directamente niegan todas esas cosas, les faltaría revisar un poco todos los Documentos de los primeros tiempos de la Iglesia cuando la Iglesia aún no estaba contaminada por tantas cosas.

Pero no es cuestión de empezar a señalar errores porque alguien podría pensar que esos doctos señores que formaban un tribunal para juzgar a aquellos que no profesaban, como a ellos les parecía bien los principios de la religión e incluso los quemaban vivos, ¿ustedes creen por casualidad que esos hombres estaban inspirados por el Espíritu Santo o era una forma de decir que el Espíritu les inspiraba?, les inspiraba solamente que sus intereses personales, su pésima formación religiosa y teológica y las influencias culturales de cada época, Yo hablé solo de la inquisición pero podría citar tantos ejemplos, tantos, pero tantos.

Está muy bien lo que se hizo en estos tiempos de pedir disculpas, claro que está bien, muy bien y es laudable pero Mis queridos, habría que preguntarles a aquellos que se quemaron vivos, que los quemaron vivos a lo largo y a lo ancho de los cinco continentes a ver qué les parece, porque Mis queridos las injusticias parecería que se reproducen de una forma terrible y acarrea tantos males e incluso sobre aquellos que no tienen culpas.

No es suficiente un pedido de perdón por los viejos errores, habrá necesidad también de pedir perdón por los errores nuevos, actuales, ¿o qué esperamos Mis queridos, que pasen los siglos para volver a pedir perdón por lo que ahora no se hace bien?, ¿qué está indicando todo eso?, ¿y se necesitó tantos siglos para darse cuenta que había que pedir perdón?. Mis queridos, digan que ustedes cuentan con la Misericordia del Señor porque sino los hombres habrían sido aniquilados, pero la historia seca sus lágrimas con sus mechones de cabellos blancos, pero bajo la tierra están todavía gritando aquellos que pidieron justicia que no les llegó de ninguna parte.

Es por eso Mis queridos que cuando empecé a hablar aquí dijeron que Mis palabras eran ásperas y Yo también lo dije y que nunca había hablado en los dos mil años de Cristianismo como hablé aquí, es cierto, y lo he seguido haciendo y muchos se espantan pero aquellos que son honestos y sabios en el fondo de su corazón acarician suavemente Mis palabras porque saben que les estoy diciendo la verdad. Tal vez ahora entiendan más aquello que les expresé en el año 96, de que Mi Hijo y Yo estábamos cansados de caminar entre las flores que nacían de la boca de los muertos que habían esperado una liberación que no les había llegado de ninguna parte, es una hermosa expresión pero más que hermosa lo fundamental es ver cuánto jugo tiene esa expresión.

Tal vez dirán que divago pero pónganse a pensar: si tuvieran diariamente, a cada instante la asistencia del Espíritu Santo, que es Dios también, porque lo piden de corazón y con toda las fuerzas de vuestro ser, entonces todo eso les haría ver los errores cometidos a través del tiempo y los que se están cometiendo en este momento, ¿o qué creen ustedes, que Mi Hijo y Yo no tenemos siempre una pesadumbre tremenda por la crueldad que hay sobre la Tierra?, y a veces de aquellos que se dicen hombres de la Iglesia y creen que transitan caminos de santidad.

Invocar al Espíritu Santo con todas las fuerzas del ser, del ser racional y del ser afectivo, pero invocarlo con el propósito firme y concreto de que les inspire y luego seguir esas inspiraciones, no tengan miedo las inspiraciones del Espíritu Santo, si Dios los ha creado con libertad, ¿acaso podría el Espíritu Santo hacerles cometer errores si ustedes realmente escuchan en vuestra conciencia lo que les dice?, ¿por qué Mis queridos tanto miedo a la libertad que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo le ha dado al hombre?, ¿por qué tanto miedo que el hombre ejerza esa libertad?, en todos los órdenes, ¿por qué tanto miedo?.

¿No les parece que están como queriendo tirar tierra a los ojos de la Divinidad para que no vean?, ¿no creen que habrá que redescubrir el contenido de las palabras amor, caridad, perdón, comprensión y tantas otras que ustedes saben cuáles son?.

No lloremos sobre un pasado lamentable, corrijamos y elaboremos un presente y un futuro para que el día de mañana no haya necesidad de pedir perdón, no haya ninguna necesidad para pedir perdón.

Mis queridos, quien tiene oídos para oír que oiga y ojos para ver que vea.

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