Mensaje del 31 de Enero de 2001

Cuando lo crea conveniente voy a hablar estos Mensajes de temas especiales, hoy ustedes han puesto como intención los médicos y paramédicos de todo el mundo, pues bien, quiero decirles algo a todos ellos.
Mensaje del 31 de Enero de 2001

Habla Artemio:

Hoy es 31 de Enero, día de San Juan Bosco, Patrono de la juventud, Patrono de los jóvenes, es decir, de todos los niños, jóvenes, todo, un gran Santo, fundador de los salesianos, tomó el nombre, de, él vive en el siglo pasado pero tomó el nombre de San Francisco de Sales, Santo que recordamos el otro día, así que cuando queremos pedir por algún jovencito o lo que sea, pensemos en San Juan Bosco.

Señor, ¿qué es lo que nos vas a decir esta noche?.

Jesús está como Jesús de la Misericordia, por eso uno tiene tanto calor.

Dice Jesús:

Cuando lo crea conveniente voy a hablar estos Mensajes de temas especiales, hoy ustedes han puesto como intención los médicos y paramédicos de todo el mundo, pues bien, quiero decirles algo a todos ellos.

Primero que hay montones de ejemplos que merecen todo Mi amor y Mi consideración porque realmente son una bendición en medio de los hombres pero no son justamente la mayoría, Yo me pregunto: si alguien orientó su vida para dar la vida a los demás o prolongarla cómo es posible que haya todo este escándalo en la asamblea, me refiero a todos los países del mundo porque de una forma o de la otra hay montones de personas que ejercen esta profesión de médicos o paramédicos de una forma bochornosa, terrible y digna de las peores reprobaciones, hasta dónde han llegado algunos, hasta dónde el desprecio por la vida en aquellos que tienen que fomentarla. No hablemos de los países que tienen la muerte legalizada en la eutanasia o en los abortos, porque seguramente detrás de esos proyectos de ley, después leyes, hubo alguien que tuvo directamente que ver con la medicina.

¿En qué han convertido el mundo de la enfermedad?, han llegado en muchos casos a límites indecibles, que no puede entender ningún ser que piense un poco nada más. Decirles que están en una situación de pecado seguramente muchos reirán porque esa palabra pecado está tan vacía de contenido pero Yo quiero decirles con toda la fuerza del Hijo de Dios y Dios mismo que están en una situación tan delicada y tan triste y son tan dignos de lástima y también deben saber que parece increíble que hayan llegado a extremos como han llegado.

Mis queridos, ¿qué es la vida para ustedes?, un juego y ni si fuera un juego tampoco se justificaría porque tampoco saben jugar, es decir, salvando las maravillosas excepciones estarían integrando toda una elite que sinceramente les digo considero despreciable pero no crean que por eso les estoy cerrando las puertas, no. Mi Misericordia alcanza para todo, estamos en la era de la Misericordia y en consecuencia, todos, sin excepción, pueden cambiar la orientación de su vida, si está sabiendo que hace las cosas muy mal.

Es cierto, hasta dónde han corrompido la profesión pero también es cierto que Mi Misericordia como les dije, alcanza para todo, en consecuencia todos tienen a vuestro alcance las posibilidades de rectificar el rumbo, porque vuestra deshumanización como les dije antes, ha llegado a límites indecibles, repudiables. Están a tiempo porque Mi Misericordia alcanza para todo y Yo los estoy esperando a la vuelta de cualquier esquina o a la vuelta de cualquier pensamiento o en el sonido de cualquier latido del corazón, no se olviden, que Mi preocupación por todos ustedes es muy grande, pero los amo y los espero.

Y ahora pasaré por cada uno de ustedes y les daré Mi bendición, cuando esté delante de ustedes respiren hondo Mis queridos porque no siempre se tiene la posibilidad de respirar el mismo aire que respira el Hijo de Dios y Dios mismo y cuando llenes tus pulmones de ese aire piensa que sos un ser realmente elegido.

Cuando Yo estoy en presencia de ustedes, aunque sientan un poco de calor, pero tengan vuestro pensamiento en las cosas que quieran decirme o pedirme.

Habla Artemio:

Jesús se levanta, se para delante de N., le pone las manos en las rodillas, ahora la mano izquierda en la cabeza y con la derecha le hace la señal de la cruz.

N., Jesús me recuerda que cada uno le diga lo que quiera, le pone las dos manos en la cara, después la izquierda sobre la cabeza y con la derecha le hace la señal de la cruz. Le pasa la mano sobre su hombro izquierdo.

Delante de G. está, la mira. Ustedes se preguntarán cómo yo veo las cosas si Él está de espalda, no se olviden que la materia incorpórea es un poco traslúcida.
Le pone la mano en la cabeza, la izquierda y con la otra le hace la señal de la cruz.

L.: le acaba de apoyar las dos manos sobre los hombros, da la impresión como si lo apretara, ahora la izquierda sobre la cabeza y con la derecha le hace la señal de la cruz, luego con la mano derecha se la pasa por el cachete izquierdo, la mejilla izquierda.

Se aleja, lo miro un poco y se dirige aquí hacia R., también le pone las manos sobre los hombros, después sobre la cabeza y le hace la señal de la cruz.

C., la mano derecha sobre los ojos, la demora un momento así, pone la izquierda sobre la cabeza y hace la señal de la cruz.

Ahora va hasta H., las dos manos primero en la cabeza, después con la derecha le hace la señal de la cruz.

Traza en el aire una cruz muy grande para todos los miembros dice, del grupo de oración que no están presentes, que están tan lejos como Córdoba o Milán o Rosario o Buenos Aires, esa bendición los abarca a todos y también a todos sus familiares.

Ahora, se acerca a I., le pasa la mano arriba a la Alelí, pone las manos sobre, la mano izquierda sobre el hombro derecho, la pasa ahora a la cabeza, le hace la señal de la cruz.

Me pone las manos sobre los hombros, la mano sobre la cabeza y luego me hace la señal de la cruz.

Se para ahí en el medio, parecería como un fuego nos está quemando a todos, se está acordando de todos vuestros familiares y de todas aquellas personas que ustedes quieren y aman. Levanta la mano en alto y les vuelve a hacer la cruz.

En todo el recorrido me había olvidado de decirles, lo acompañó su Mamá pero no tocó a nadie y la Madre Teresa por su ya conocida vela larguísima encendida, ahora ya la apagó. Todos los que están mirando tienen la cabeza mirando hacia el suelo en una actitud de un tremendo respeto.

Ahora todos se esfuman.

Gracias Señor, gracias, gracias Jesús, gracias porque has llegado hasta mí y me has tocado, desde este momento Señor en que vos me has tocado ya nada será igual, porque todavía sentimos sobre nuestra frente la señal de la cruz que nos hiciste.

Gracias Señor, porque me has tocado, gracias Señor porque pude respirar el mismo aire que respirás vos, en consecuencia todo mi cuerpo se ha convertido en Luz, es decir, aquí adentro no parecen personas sino todos soles que están brillando.

Gracias Señor por todos estos regalos, alabado seas Señor, alabado seas Señor, alabado seas Señor.

Amén.