Mensaje del 11 de Febrero de 2000

Todo lo que ocurra en el mundo debe ser siempre mirado a la Luz de los designios del Señor, dicho de otra manera y con palabras más fáciles pero significando lo mismo, hay que tratar de distinguir cuáles son los caminos del Señor. Nunca piensen que el Señor puede querer vuestro mal, en consecuencia, todo lo que ocurra siempre por las diversas circunstancias de la vida lo aprovecho para sacarle algún beneficio.
Mensaje del 11 de Febrero de 2000

Habla Artemio:

Hoy es 11 de Febrero, día de Nuestra Madre con el nombre de Nuestra Señora de Fátima, para todas las gracias que pedimos hoy que Nuestra Señora con ese nombre sea la Mediadora para todo, para todo.

Habla Señor, habla.

Dice Jesús:

Y el Verbo se hizo carne y habitó entre ustedes.

Todo lo que ocurra en el mundo debe ser siempre mirado a la Luz de los designios del Señor, dicho de otra manera y con palabras más fáciles pero significando lo mismo, hay que tratar de distinguir cuáles son los caminos del Señor. Nunca piensen que el Señor puede querer vuestro mal, en consecuencia, todo lo que ocurra siempre por las diversas circunstancias de la vida lo aprovecho para sacarle algún beneficio.

Ya lo sé, ya lo sé, que detrás de esto hay un montón de preguntas, un montón de preguntas, preguntas que en la mayoría de los casos no tienen respuesta, por lo menos a nivel humano, pero si están plenamente en comunión conmigo tengan en cuenta que hasta la más pequeña cosa que pase en ustedes, entre ustedes y con ustedes y todos los hombres son miradas por el Señor.

Ahora, cuál es el problema o cuál es la respuesta tal vez de la participación del Señor en la vida de cada uno, el Señor siempre está actuando pero quién duda de la fortaleza del Señor, de la omnipotencia del Señor, pero siempre hay un respeto absoluto de la libertad de los hombres y esas libertades los hombres las conjugan muy mal y a su vez el siniestro se ocupa de que las libertades el hombre las conjugue muy mal, en ese juego Yo trato de obtener los beneficios posibles pero siempre pensando que al final Mis hijos triunfarán, Mis hijos siempre triunfarán.

Jamás deben ceder a las tribulaciones que les dan los diversos acontecimientos de la vida, nunca, después de la tempestad viene la calma y después del Cielo nublado el sol vuelve a aparecer. Lo difícil tal vez es entrar dentro de esa Economía Divina.

Sépanlo todos los hombres de todos los continentes, que cada uno vaya tomando conciencia como dijimos el otro día, dándose cuenta, de que cada acto que hace está beneficiando o perjudicando mucho, poco, relativamente poco o nada pero puede estar perjudicando a los demás, que tu mano nunca se levante para nada si no es para alguna obra del Señor, en ese caso vivirás, vivirás bien y harás que los demás también vivan bien, siempre pensando que Mis caminos no son tus caminos y así los hombres entre sí, es decir cada uno va formando el itinerario de su propia vida, a pesar de los problemas, a pesar de los azotes, a pesar de todo lo que pueda ocurrir.

Les decía Mi Madre no hace mucho, que deben tener la fe de los primeros mártires o de los mártires simplemente, con esa fe Mis queridos desaparecen todos los problemas, todos los problemas desaparecen, todos.

Partan siempre de una base, por más que estén tentados por el siniestro, por más que el siniestro quiera torcer el rumbo, por más que el siniestro les acarree dolores, siempre estoy vigilando, siempre estoy vigilante y sin que nadie pierda su libertad, lentamente se va produciendo el orden que debe existir entre los hombres.

¿No tienen ustedes a veces días en que están cargados de nostalgias?, claro que lo tienen y ustedes dirán: ¿por qué dice eso Nuestro Señor?, porque hoy también Yo estoy cargado de nostalgias, Mi parte humana piensa en todo lo hermoso que podría ser el mundo si los hombres oyeran Mi palabra, se amaran como Yo les pido que se amen. Es decir, Yo estoy viendo un mundo ideal, pero como no lo puedo ver en la práctica entonces tengo nostalgias de todo lo hermoso que se viviría cuando los hombres realmente siguen Mis palabras, Mis principios y por fin dejan que Mi amor los arrebate.

Alguien se preguntará: ¿el Hijo de Dios tiene nostalgias?, la parte humana del Hijo de Dios participa exactamente de todo lo que ustedes tienen, eso hace que los conozca tan bien, eso hace que les ame tanto, eso hace que les perdone todo.

Artemio comienza hablando en lenguas…

Habla Artemio:

El Espíritu Santo ha dicho: alaben largamente al Señor porque es bueno, porque es grande su Misericordia, porque todos los hombres caben dentro de su Corazón. Alaben al Señor porque a pesar de las ofensas Él sigue amándolos como si nada hubiese pasado. Alaben al Señor, en las alegrías y en las tristezas, alaben al Señor en todos los momentos. El Señor tiene larga su espera para los hombres porque los ama.

Dice Nuestra Madre que hoy está vestida de otra manera.

Dice Nuestra Madre:

En todo el mundo en este día se conmemora Mis Apariciones en Lourdes, pero hay muy pocos que saben qué es lo que Yo dije en Lourdes a Mi amada hija Bernardita, no importa, se sobreentiende que una Madre debe siempre decir cosas hermosas, claro, es que lo hice en Lourdes, pero los hombres no lo saben, lo ignoran o se olviden de qué es lo que digo en las Apariciones que tienen de Mí. Pero en el fondo de su corazón intuyen que una Madre solo puede tener palabras de mucho cariño con sus hijos.

Ahora, hoy es un día de gracias especiales, así que los dejo un instante en silencio para que me pidan todo lo que necesitan para ser felices … (se hace una pausa)….

Por supuesto que agrego a vuestros petitorios, los que se hicieron antes, para todos los hombres de la Tierra, todos, todos. Además, un pedido muy especial en este día, que los hombres de los cinco continentes no sean tan reacios a creer en las palabras que Yo les digo en Mis Apariciones en cualquier lugar que sea, que no sean reacios, porque es tan fácil darse cuenta cuando algo es verdadero, ¿no lo ven así ustedes?.

La Gracia de Mi Hijo sobreabundó hoy sobre toda la Tierra y allá en Mi Santuario de Lourdes cuántos hombres regresaron a su hogar habiéndose sanado de sus enfermedades del cuerpo, del alma y del espíritu.

Hoy es un día de muchas Gracias, muchas Gracias, muchas Gracias.

En este momento, como no me lo ven, como no lo ven, tengo una pequeña varilla en la mano y en la punta de esa varilla salen rayos y ases de luz y ahora cierren los ojos que Yo les tocaré, les tocaré con esa pequeña varilla. Lo estoy haciendo con M., con P., con M. J., con Artemio, con todos los lugares de esta casa en forma de punta. A todos los miembros del grupo de oración, a todos, aunque ellos ni se enteren, pero en este momento su corazón se llena de una alegría muy grande que no saben por qué la tienen.

Mis queridos, no es una varita mágica, es una pequeña varilla con la Gracia del Señor, en este momento sienten en la frente como un punto, es allí donde Yo asenté Mi varilla con haces de luz.

Habla Artemio:

La Madre Teresa habla ahora, se ha puesto de rodillas delante de la Virgen, bueno delante no, en ángulo porque está entre P., y M. y susurra cánticos para Nuestra Señora.

Los demás Santos la imitan y todos se arrodillan y siguen con el cántico.

Jesús se puso la mano en la frente y mira hacia abajo. Se ha llenado todo de Ángeles, está todo lleno de Ángeles, ustedes pueden comprobarlo si no los ven porque el aire que se respira es pesado, como un aire que ha respirado otro antes. Es hermoso todo esto que se ve.

Oigo que dicen: cantemos al amor de los amores, cantemos al Señor, otros dicen: aquí se siente, aquí se siente la presencia de Dios, otros dicen: va la barca de mi vida, va la barca de mi vida y en el timón mi Rey y Señor, otros dicen: el sol palidece, las estrellas se ocultan y todas las galaxias alaban al Señor.

Este es el mundo que viviremos por toda una eternidad, alabanzas, alabanzas, solamente de un corazón lleno de amor pueden surgir alabanzas, alabanzas, alabanzas.

Ahora hay una voz de soprano, de mujer que canta con una fuerza terrible: cantemos al amor de los amores, cantemos al Señor, Dios está aquí, venid adoradores, adoremos, venid adoradores, adoremos. Dios está aquí, venid adoradores, adoremos. Es tan fuerte la voz que todos los demás hicieron silencio, parecería una religiosa vestida de blanco, yo la veo de perfil, no sé quién es.

Los Ángeles han tomado la varilla que María tenía en su mano y la varilla se ha multiplicado en cientos de varillas y están tocando en todos los rincones de la Tierra. Veo el globo terráqueo … (se dio vuelta la cinta)….

Siguen los Ángeles, mientras María espera toda rodeada de Querubines, Ángeles pequeñitos, espera mientras los Ángeles recorren toda la Tierra tocando con su varilla iluminada y la voz continua: Dios está aquí, venid adoradores, adoremos. Dios está aquí, venid adoradores, adoremos.

Ahora, el fuego que sale del Corazón de Jesús de la Misericordia, algunos de un lado y otros de otro, envuelven al mundo, lo están envolviendo, los Ángeles ayudan para que no quede ningún lugar sin que lleguen los rayos del Señor.

Es increíble lo que estoy viendo.

Gracias Señor, gracias Señor, gracias, gracias Señor, porque una voz dice: todo lo que pidieron está en manos del Señor que lo concede, todo, déjense quemar por estos rayos que salen del Corazón del Hijo de Dios, déjense quemar. Están quedando carbonizados de amor, carbonizados de amor, todos.

Todo lo que los rayos tocan lo santifican para siempre, todo lo que tocan el Señor lo santifica para siempre.

Que esto no sea una bella imagen, que esto sea vuestra realidad cotidiana.

Ahora todos los Ángeles están rodeando a la Virgen, ponen coronas de flores en su cabeza, cada uno llega con una corona distinta, de flores diferentes y saca la anterior y pone la que trae, la Virgen sonríe. Ahora tiene una de rosas, un poco más claro que el color fucsia, ahora una de nardos, ahora una de caléndulas, ahora son nenúfares, ahora son rosas de la china simples, rojas, muy rojas, el polen que sale de las flores le va dando a su vestido distintas tonalidades, por supuesto que es mucho más que lo que vemos de polen, mucho más, le van cubriendo todo el vestido.

San Miguel Arcángel, San Rafael Arcángel, San Gabriel Arcángel adelante y Rafael y Miguel a los costados le hacen reverencias, están otros Ángeles también, grandes, adultos, pero no me acuerdo como se llaman. Los colores más hermosos que pueden imaginar tienen puesto sobre sí los Ángeles, uno color violeta, verde, rojo, amarillo, pero en forma brillante, no así común. Le ofrecen los Ángeles a Nuestra Señora una especie de bastón largo y en la parte de arriba tiene como un espiral todo con guirnaldas, los bastones son dorados, largos.

La Virgen ahora tiene un rostro de niña, parece jovencita, es el rostro de la Inmaculada Concepción. Su rostro es terso, su piel suave, más blanquecina que otras veces, como si tuviera mucho polvo, parecería que es por el polen de las flores, hasta veo en las pestañas enredaditos granitos de polen.

Qué hermoso, ahora se siente que todos entonan: Gloria, Gloria aleluya, Gloria, Gloria aleluya, Gloria, Gloria aleluya, en el nombre del Señor. Gloria, Gloria aleluya, Gloria, Gloria aleluya, Gloria, Gloria aleluya, en el nombre del Señor.
Gloria, Gloria aleluya, Gloria, Gloria aleluya, Gloria, Gloria aleluya, en el nombre del Señor. La última parte la hicieron un grupo grande de hombres, santos, casi todos con hábitos, en la parte de la esquina de la biblioteca donde está el sillón, conmovían todos con su canto.

Qué maravilla que es todo, es un día de fiesta, yo no estoy hablando, el Espíritu Santo está hablando por mí, por eso no puedo parar, es un día de fiesta, es un día de fiesta, alégrense las comarcas, las regiones, los países, los continentes, alégrense, porque la Gracia del Señor está cayendo sobre todos, es increíble la Gracia del Señor como cae sobre todos. La veo caer sobre los desiertos,
iluminar todo como los fuegos de artificio, la veo caer sobre los pueblos que están en guerra y por un momento nadie tiene hambre ni sed ni dolor ni nada porque los alcanza la Gracia del Señor, todos los países, todos los que pelean, todos están siendo alcanzados por la gracia del Señor. La Virgen sonríe, porque ella es la Mediadora de todas las Gracias, Nuestra Madre sonríe, como sonríe, satisfecha, que maravilla que es todo, todo es maravilla.

Las manos de la Virgen están juntas sobre su pecho, ahora tocan su barbijo, mira hacia abajo un instante, está mirando todas las almas del Purgatorio y está diciendo: pidan por ellas, sí Señora, que la Gracia de tu Hijo inunde el Purgatorio para que las almas que están allí salgan y vayan a gozar de la Bienaventuranza Eterna. Ahora se abrieron como puertas y puertas y puertas y salen como hasta pisándose unos con otros del Purgatorio, suben escaleras, las escaleras están a la altura del pasillo, suben escaleras, escaleras, escaleras, suben, suben, suben y ya un poquito más adentro es como si remontaran vuelo y van hacia el Padre cantando, cantando, cantando, todas van hacia el Padre.

Ante nuestro pedido el Señor accedió y abrió las puertas y siguen saliendo personas que estaban en el Purgatorio oscuras de repente entran bajo una Luz muy grande.

El Señor dice por lo bajo…

Dice Jesús:

Todos estos serán Santos Protectores de ustedes, estos santos ante el trono del Padre, todos estos santos delante del trono del Padre harán que ustedes sean invulnerables, esta es una Gracia especial que les concedo.

Habla Artemio:

Siguen saliendo y salen y salen y salen, salen almas del Purgatorio, siguen saliendo y saliendo y saliendo, siguen saliendo almas del Purgatorio, todos se alegran, festejan, los Santos que estaban aquí aplauden, todo es alegría, todo es alegría, se van raleando las almas, cada vez salen menos, menos, menos, ahora dos Ángeles cierran de nuevo la puerta. Pero miles y miles y miles y miles de almas salieron, parecería como si el Purgatorio, en lo que alcanzo a ver, ya no queda nadie, más atrás están las que todavía no están maduras para ver al Padre.

Están todas flotando en el aire, da la impresión como si fueran esos círculos que hacen los paracaidistas cuando bajan y hacen pruebas, todos así tomados de la mano, rodean a la Trinidad, rodean a la Trinidad, en el lugar del Padre se ve una Luz, enorme, blanca con celeste, a Jesús se lo ve como el Sagrado Corazón y el Espíritu Santo apenas se desdibuja como una paloma pero no se ve del todo y los rayos caen sobre María, ella por tanta Luz, la Virgen, casi no se ve, no. Tiene el rostro sonrojado, los labios como si se los hubiera pintado pero no tienen pintura.

Y dice…

Dice Nuestra Madre:

Todo es una fiesta, todo es una fiesta, todo es una fiesta, algún día ustedes también participarán de esta fiesta, por eso que ámense todos mucho para que no tenga que quedar nadie en las tinieblas, sería terrible que faltara alguien querido en la fiesta, alguien querido y alguien que no sea querido, les daría
mucha pena, empañaría la alegría que tendrían.

Habla Artemio:

Qué hermoso, la Trinidad está alumbrando a María, el que se ve bien es Jesús, los demás apenas si se ven, en el lugar del Padre hay una Luz inmensa con rayos cortos.

Cuánta belleza, alaben al Señor porque es grande, alaben porque es bueno, alaben al Señor porque grande es su Misericordia, alaben al Señor que es Todopoderoso.

La fiesta continúa pero hay como un telón que se ve cerrando invitándonos a nosotros a seguir todavía en este valle de lágrimas.

Amén.