Mensaje del 25 de Enero de 2000

El problema es profundo y hoy ustedes tuvieron la pauta al comienzo cuando hablaban de: en el dolor, en la comprensión del dolor nace la amistad y ya lo saben, la categoría mayor que existe en el Evangelio y no lo disimulen, ¿cuál es la categoría mayor en este sentido?, nada hay tan grande como dar la vida por
los amigos, nada, ¿lo oyeron?, nada.

Mensaje del 25 de Enero de 2000

Habla Artemio:

Hoy es 25 de Enero del 2000.

Dice Jesús:

Que mejor que empezar este Mensaje de hoy con palabras de Pablo, cuando se para en Atenas delante de la estatua que los griegos habían hecho al Dios desconocido, y qué les dice a los griegos: yo les vengo a hablar de Jesús, de Elogos para ustedes, Elogos era el principio que buscaban los griegos desde siempre, el principio de todo, y ¿qué le dijeron los griegos, los atenienses que lo escuchaban?, se supone que lo habrían hecho Rey porque los griegos tenían una visión política de la sociedad y para ellos la polis era lo más grande, el hombre era en la medida que estaba dentro de la polis, ¿lo habrán hecho Rey?, no le dijo Pablo, lo colgaron en una cruz, después de torturarlo, esa cruz que es escándalo para los judíos el pueblo en que nació y estupidez para los que no creen en Él, pero agrega Pablo: en adelante ya no habrá ni hombre ni mujer, ni judíos ni paganos, sino que todos son hermanos e hijos de un mismo Padre que está en los Cielos.

Para qué decir cómo le habrá ido a Pablo en Grecia, se supone que no tan bien, vengo a predicarles sobre Elogos que ustedes hace tantos Siglos están buscando, ¿lo habrán hecho Rey?, no, murió en una cruz, que es escándalo para los judíos y estupidez o necedad para los que no creen en Él. Y al pasar el tiempo aquellas palabras que parecían tan desubicadas terminaron por hacer rendir a los hombres ante ellas y tanto el bárbaro como el cristiano cayeron bajo la fuerza enorme del Evangelio. Ya era en los tiempos en que decían en ese imperio romano tan terrible: estos hombres no tienen cama común, tienen mesa común, donde comparten el pan para oponer estos conceptos a toda la degradación moral que sufría el imperio romano, no tienen cama común, tienen mesa común donde comparten el pan y así la gente iba como dije antes, cayendo ante esta fuerza poderosa de amor que salía del Evangelio. Ocurre que por primera vez en la historia de la humanidad alguien se ponía de parte de todos los marginados, de todos los desarrapados, de todos los miserables de la Tierra, por primera vez.
Claro pero siguieron pasando los Siglos y esta forma de vivir, de pensar, de hacer, no les convino, ¿ustedes se pusieron a pensar lo que es sentar a la mesa al esclavo que durante tantos años le sirvió y nunca se sentó en ningún lado?, piensen lo que es el Señor comiendo junto al esclavo, si esa escena la graban en vuestra mente y en vuestro corazón me daría tan por satisfecho el compartir el pan con aquél que se lo consideró siempre inferior e incluso como decían algunos pensadores: que algunos habían nacido para ser esclavos, porque no daban más que para eso, nada más.

Todo este efecto que produjo Mi palabra en todo ese tiempo tradúzcanlo con palabras de hoy para decirles a los hombres lo mismo, porque la verdad es una sola aunque pasen los tiempos, se pueden cambiar las palabras, se pueden tomar otras actitudes, se pueden hacer muchas cosas pero la verdad es una sola. Por allí un Santo de la Iglesia dijo: solo se puede entrar a los Cielos cuando uno presenta el certificado de buena conducta dado por los pobres, sino no entra y eso que Mi Misericordia alcanza para todo, no se olviden.

Algunos creen que Mis palabras serían indicadores para que salieran ya a la calle y fueran a compartir cualquier tugurio con cualquiera, no, no va por allí, la cuestión es hacer tomar conciencia sobre una realidad, una tremenda realidad y además no es cuestión de acostarse en tugurios ni andar con lamparones en la ropa, el problema fundamental debe resolverse en el corazón del hombre, allí está, allí realmente está la solución de todos los problemas en el corazón del hombre, del hombre que por fin se decide a amar a los que menos tienen, menos pueden, menos dicen, menos hacen, menos sirven, menos todo, quien no entendió esto no entendió nada o por lo menos no entendió Mi Mensaje y debe comenzar a foja cero, pero al comenzar a foja cero no se engañen, no se engañen a ustedes mismos, todos los que escuchan estas palabras, no es cuestión de andar con ropas agujereadas porque en una de esas vemos el orgullo salir por la luz de esos agujeros.

El problema es profundo y hoy ustedes tuvieron la pauta al comienzo cuando hablaban de: en el dolor, en la comprensión del dolor nace la amistad y ya lo saben, la categoría mayor que existe en el Evangelio y no lo disimulen, ¿cuál es la categoría mayor en este sentido?, nada hay tan grande como dar la vida por
los amigos, nada, ¿lo oyeron?, nada.

Ustedes dijeron esta noche que la Biblia podría resumirse en el canto de Mi Madre, es cierto, ahora Yo les digo: todos los Mensajes que he dado hasta hoy y seguiré dando podrían resumirse en lo que acabo de decirles, nada hay tan grande como dar la vida por los amigos.

Dice Nuestra Señora:

¿Hace falta volver a decir el Magnificat?, ténganlo a mano, léanlo siempre con el corazón, léanlo con el corazón y cuando encuentran a alguien que tenga un corazón tan duro como una piedra, al menos en apariencia, traten de decirles lo que le dije al Ángel o bien explicarles un poquito aquello de: “Mi alma engrandece al Señor y se alegra Mi Espíritu en Dios Mi Salvador, porque fijó su vista en la pequeñez de su esclava”.

Cuando alguien, les repito, tenga un corazón duro como una piedra, en apariencias, digan en voz alta o por lo bajo un poquitito de este canto y verán brotar flores hasta de las mismas piedras, les doy Mi palabra que así será.

Dice San Martín de Porres:

Esta noche es tremenda, tiene tanta, pero tanta gracia que no sé cuántas hubo igual y ¿se han dado cuenta que no la han ofrecido por nadie?.

Entonces ¿quieren que yo haga el ofrecimiento?: que toda la Misericordia del Padre caiga a raudales sobre todas las razas que en algún lugar de la Tierra están marginadas, no solamente hablo de los negros, cualquier raza, por el solo hecho de ser de esa raza, entonces esta noche yo he puesto el objetivo, que la Misericordia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo se derrame sobre todos.

Dice la Madre Teresa:

Que estuvo filoso todo esta noche ¿no?, es cierto, he visto noches hermosas pero hace rato que no hubo una con tanta gracia como esta, ustedes no lo ven pero yo sí. Piensen como si desbordara un río muy caudaloso y piensen así de repente en todas las naciones de la Tierra y vean como ese río caudaloso lo inunda todo, todo, pero no para perder nada sino para ganarlo todo, eso es lo que está pasando en este momento, eso es lo que está pasando.

Habla Artemio:

Quien les parece que puede hablarnos en este momento… Martín Lutter Kin, apoyado en el hombro de Mahatma Gandhy.

Dice Lutter Kín:

La paz sea con ustedes, solamente les diré una cosa: bienaventurados, porque han entendido lo esencial.

Dice Mahatma Gandhy:

Bienaventurados, porque a través del tiempo se han ganado mi cariño y soy delante del Padre un intercesor de ustedes. Ya sé que mi expresión rompe todos los esquemas y todas las estructuras pero ¿acaso no es eso lo que ustedes están buscando siguiendo las palabras del Maestro?.

Bienaventurados, porque los hombres les recordarán con tanto afecto que ni el más generoso podría imaginarlo.

Amén.