Mensaje del 12 de Junio de 1999

Con todas las cosas que dijiste casi me hacés emocionar, porque además de ser el Hijo de Dios también tengo Mi parte humana y cuando tus ojos se mojan con lágrimas ante tantos dramas diarios que ves o ante tus propios dramas Yo también siento que Mis ojos se llenan de lágrimas.


Mensaje del 12 de Junio de 1999

Habla Artemio:

Señor Jesús hemos querido escuchar la palabra del Padre Emiliano Tardiff que seguramente ya estará gozando de tu Luz para toda una eternidad, tal vez escuchando esos relatos uno no se emocione tanto porque parece ser el tema de todos los días, pero creo que Señor el problema va por otro lado, todo esto que estamos viviendo desde hace tiempo, tal vez toda la vida, tal vez no tanto es lo que nos alienta y nos sustenta, ¿qué pasaría Señor en nuestras vidas?, ¿qué pasaría Señor si no supiéramos que estás vos?, ¿qué pasaría?, ¿quién daría un paso más?, ¿quién seguiría luchando?, quién se atrevería a mirar el futuro y desafiarlo si no supiéramos que estás vos allí metiéndonos en tu proyecto si uno quiere que vos lo metas a uno en tu proyecto. Tal vez en todo esto se resuma toda nuestra vida, seguir a alguien que parece el antihéroe con los pies taladrados, lo mismo que las manos, la cabeza, el costado y todas las otras heridas y los otros golpes que no mostrás porque te los cubre la túnica. En esto Señor se resume toda nuestra vida, seguir a alguien que lo único que tiene para mostrarnos son heridas, pero cuando uno se pone a pensar que esas heridas manaron sangre y siguen haciéndolo a lo largo de los milenios y que esa sangre es la que nos abrió las puertas del paraíso y nos compró la gracia del Padre, entonces uno se siente muy gustoso en tener esa locura de seguir a alguien que murió en una cruz, que fue escándalo para los judíos y estupidez para los que no creían en vos. Detrás de esas llagas Señor que vos tenés, esas heridas que brillan porque están frescas está la razón de ser de nuestra vida, porque en eso que sale de esas llagas está la redención, no solamente nuestra personal sino la de todos los hombres de todos los tiempos que existieron, existen y existirán.

Esta es nuestra vida Señor, esta es la vida de los que te seguimos porque te amamos Señor, a veces podremos estar un poco no enojados con vos pero casi y que hablamos con palabras fuertes porque el mundo que nos rodea nos lastima demasiado, pero vos lo sabés muy bien, detrás de esas palabras fuertes no hay ninguna intención Señor de separarnos de vos ni de reprocharte nada, porque si hay algo que no podemos reprocharte Señor es que no hayas sufrido, ahí está todo, todo el secreto, vos perdiste la vida para ganarla para todos los hombres y está también nuestro secreto, perder todos los días un poquito de nuestra vida para ganarla. Mientras no entendamos esto Señor no entendimos nada, mientras esas llagas que se ven en tus manos y en tus pies Señor nos parezcan un contrasentido entonces todo está perdido, pero cuando esas llagas pasan a representar la razón de ser, es decir, el sufrimiento y el dolor por los demás como decís en San Juan hoy: “nada hay tan grande como dar la vida por los amigos”, mientras no entendamos esto Señor no entendimos nada. Pero creo que de alguna manera, poquito o a veces mucho lo estamos entendiendo Señor porque de alguna forma te imitamos Señor, salvando las distancias te imitamos Señor, porque te amamos Señor, te amamos Señor, más allá de lo que nos puedas dar, prometer o lo que sea el problema va por otro lado Señor, todo lo que vos viviste e hiciste por nosotros hizo que nuestro corazón se adhiriera a vos para siempre, entonces más allá de lo que te podamos pedir o vos nos puedas dar está todo lo que sentimos por vos Señor y vos sentís por nosotros.

Como podría ser posible Señor si vos desde el comienzo de los milenios ya en el seno de tu Padre nos amabas, nos amaste por tiempo indefinido hasta que aparecimos en la panza de nuestra madre, nos señalaste con el dedo y nos llamaste por nuestro nombre y nos seguiste amando, amando, siempre detrás nuestro como un perrito para que te diéramos un lugar en nuestra vida y lo harás eternamente eso hasta que te abramos nuestro corazón para que entres en él y como dice el Evangelio: “entraré y cenaré”, es decir compartiré todo.

Volviendo a lo de recién, no por lo que nos puedas dar Señor sino por todo lo que nos amamos Señor, allí está todo Señor y pensar que esto que uno cree que es grande y hace estallar el corazón en nuestro pecho nos parece que ya es enorme, que será Señor cuando te veamos al lado del Padre y veamos la Luz de la Bienaventuranza Eterna y sepamos que nunca más vamos a morir, que se terminaron todos los problemas y que por fin ya no hay ningún escollo entre tu amor y el nuestro y el nuestro y el tuyo. Ahí en todas estas cosas que estoy diciendo Señor están todos los secretos de nuestra vida y nuestra justificación Señor, nos apartamos de esta imagen del mundo y nos pulverizamos como si fuéramos tierra que ya no sirve.

Pero Señor también, por qué no vamos a decirlo, es difícil amarte Señor, es muy difícil Señor pero no es porque vos quieras hacer difícil ese amor, no, tal vez uno lo haga difícil porque no hay una entrega total Señor hacia vos. Cuando uno por la noche se acuesta y se acuesta sobre la herida de tu costado y hace como si tu sangre se mezclara con la de uno Señor ya ahí uno está teniendo un anticipo del paraíso, pero cuesta Señor, cómo cuesta Señor, como cuesta Señor seguir tus pasos y dejar que vos vivas en nuestro corazón, cuánto cuesta Señor, cuánto, pero por suerte sabemos que vos nunca nos vas a dar algo más pesado que lo que podamos llevar, aunque a veces nos parece que sí, que es más pesado. Ocurre Señor que el amor entre vos y los hombres tiene ciertas reglas del juego porque vos sos muy especial, no te conformás con un poquito Señor, vos vas tomando y tomando y tomando hasta que nos tomás todo y uno sabe Señor que todo tiene sentido en la medida en que uno se deje tomar todo por vos, en la medida en que uno quiera apartarse de esa realidad uno sabe que se vuelve nada, entonces se justifican las lágrimas Señor y esas lágrimas que podrían ser terribles porque surgen de un dolor vos te encargas que sean como un bálsamo que vuelve sobre nosotros mismos y nos da, nos da solamente todo aquello que necesitamos para estar realmente compenetrados y fundidos uno con el otro.

Todo por vos Señor, todo por vos y ya lo creo que vale la pena Señor, qué son nuestros dolores Señor al lado del amor que vos nos das, es cierto que todos los que nos rodean pueden caer porque o nos traicionan o no nos quieren o se cansan de nosotros pero vos Señor nunca te caés, desde el principio hasta el final y en ese amor tremendo y terrible que nos tuviste siempre es donde realmente encontramos el sustento para seguir viviendo a pesar de todo. Porque son largos los días Señor y son duros los días Señor y yo busco tu mirada Señor cuando alguien que está muriéndose y me mira y me dice: quiero vivir, y yo busco tu mirada Señor y tantas veces no sé qué decir, quiero vivir porque mis hijos son chicos, quiero vivir porque tengo que ser el sostén de mi familia, en última instancia quiero vivir porque me gusta la vida. Señor que duro resulta responder, entonces uno apela Señor a todo tu amor y dice: hacé otro milagro Señor, otro más y al rato otro más, como vos estás acostumbrado Señor a hacer tantos milagros ya que cada mañana cuando sale el sol le decís a las cosas, a todas las cosas: háganse de nuevo y entonces Señor de una forma u otra a veces uno te roba los milagros porque apela a aquellas cosas terribles de tu vida, por ejemplo tus llagas, tus dolores, tus sufrimientos y te seguiremos robando milagros Señor pero no para nosotros Señor sino para los demás, vos sabés cuán triste y terrible es la vida de uno Señor, vos sabés cuán pesada son las cruces que uno lleva y muchas veces no son de uno Señor las cruces, son de los otros pero ningún discípulo puede ser superior a su Maestro, si vos llevaste la cruz por nosotros, nosotros tendremos que llevarla por nuestros hermanos. Es un juego difícil Señor y es una vida terrible.

No quiero hablar más Señor, solamente decirte en nombre de todos mis hermanos que te amamos Señor, sino no estaríamos acá, te amamos Señor y las lágrimas dejan de ser saladas cuando llegan a nuestros labios para ser muy dulces Señor y no es porque no nos queda otra sino que es justamente porque uno siente un placer enorme Señor en contribuir a todo lo que le falta a tu Pasión, pero no me vas a negar Señor que es duro Señor, es un amargo ejercicio estar repartiéndose en tantos pero vos querés que sea así, nos rompes en pedacitos para que nos vayamos dando a los demás, nos vas rompiendo, rompiendo en pedacitos hasta que no quede nada de nosotros, cerremos nuestros ojos y lo abramos delante de vos.

Habla Señor que tu siervo escucha.

Dice Jesús:

“Yo soy el camino, la verdad y la vida quien me sigue a Mí no anda en tinieblas”.

Con todas las cosas que dijiste casi me hacés emocionar, porque además de ser el Hijo de Dios también tengo Mi parte humana y cuando tus ojos se mojan con lágrimas ante tantos dramas diarios que ves o ante tus propios dramas Yo también siento que Mis ojos se llenan de lágrimas.

Esto hay que decírselo a todos, que el camino que Yo le señalo no es tan simple ni tan fácil, hay que ir dejándolo todo, espaciosamente ir dejándolo todo porque es la forma de seguirme, pero tampoco debes mostrar tristeza o pesadumbre por esa entrega diaria en la cual Yo voy tomando los pedacitos en que voy rompiendo los hombres, es necesario mostrar la plenitud de un rostro convencido y lleno de amor donde se vea con claridad que es la única alternativa que existe para que la vida del hombre sobre la Tierra tenga un sentido y se justifique su existencia, todo lo demás no sirve.

Hay que hablarle a los hombres y si es necesario gritarles que el comienzo del camino es duro y es difícil pero cuando uno se va acostumbrando a regarlo con lágrimas e ir dejando algunas gotas de sangre, se vuelve algo hasta placentero entonces los demás verán que de esta forma están llegando a Mi Reino, ¿acaso no leyeron ustedes esta noche en Juan 15: “nada hay tan grande como dar la vida por los amigos”, nada, pues bien, si eso lo dijera cualquiera pero lo digo Yo que soy el Hijo de Dios y que justamente está señalando el camino para seguirlo de esa forma.

Dice Nuestra Madre:

Quien aprende a convivir con el dolor, con la incertidumbre, con no saber qué va a pasar dentro de un rato, quien aprende a vivir de esa forma repito, puede tener la seguridad que la llama de amor que sale de Mi Corazón lo envuelve plenamente. A veces ocurre que las cosas se miran como si fueran nada más que con resultados humanos pero después de todas esas situaciones terribles o difíciles, si pudieran ver todo el amor que sale de Mi Corazón y los envuelve ya tendrían un anticipo del paraíso. Además Mis queridos, no creen que es hermoso poder llevar... (se dio vuelta la cinta)... , es hermoso llevar la esperanza de la justicia y del amor hacia aquellos que nunca lo tuvieron, más aún, donde esos que no la tienen han enterrado varias generaciones que aspiraron a la justicia que no les llegó de ninguna parte.

Solamente la vida tiene sentido Mis queridos cuando uno abraza esas causas que parecen perdidas, allí tiene sentido todo y aunque los hombres a veces que se entregan son un poco quejosos por los dolores que tienen que soportar, si uno les propusiera cambiar todo eso por esa vida llena de tonterías como tienen tantos pero tal vez placentera no la cambiarían por nada del mundo. Quien probó lo que es el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y quien saboreó lo que es la llama de amor que sale de Mi Corazón Inmaculado ocurre igual que cuando ya dijimos una vez: un tanque enorme de gasolina se enciende fuego, ya no se puede apagar, arde hasta que se consume totalmente y esa es la pretensión de Mi Hijo y Mía, que ustedes ardan hasta que se consuman totalmente para los ojos de algunos tal vez será un fracaso pero para los ojos de ustedes y del Señor es el triunfo total y definitivo.

No creen Mis queridos que en esta noche ustedes deben tomar conciencia de algo, cuántos hombres que pisan la tierra pueden respirar el mismo aire que está respirando el Hijo de Dios y su Madre y tantos Santos, ¿se han puesto a pensar que el aire que entra en vuestros pulmones es el mismo aire que entre en los pulmones del Hijo de Dios?, entonces si a ustedes se les dio esta posibilidad y este privilegio deben, deben entregarse totalmente, nadie les exige que lo hagan pero los frutos que se les promete son tantos y tan maravillosos que ni la mente más generosa puede imaginar.

Les vuelvo a repetir, tienen conciencia de lo que es estar en una reunión donde está presidida por Mi Hijo, donde estoy Yo y donde hay tantos Santos y Santas y Ángeles, todos aquellos que pasan a la historia y son recordados como beneméritos tienen que pagar un precio y alto y ustedes lo están pagando pero que esto no sea motivo de tristeza sino de una profunda alegría y cuando sientan que alguna lágrima surca vuestro rostro y llegue a vuestros labios pruébenlas, no serán saladas, serán muy dulces, porque nada hay tan grande ni tan maravilloso como derramar una lágrima por aquello que uno ama.

Habla Artemio:

Jesús quiere que nos levantemos y que nos pongamos uno frente a otro. Pongan la mano derecha sobre la cabeza de vuestro hermano.

Dice Jesús:

Pídanme por el hermano todo lo que quieran, todo lo que necesiten, incluso traigan todo el futuro delante de ustedes, en este momento Yo los estoy sanando de todas las cosas que no están en orden dentro de ustedes, dentro de vuestras vidas y además estoy sanando siete generaciones hacia atrás y siete generaciones hacia adelante, estoy pasando y sanando por siete generaciones hacia atrás y siete generaciones hacia adelante, con todas las ramas de esas generaciones.

Amados hijos, no saben cuánto es Mi agrado y Mi gusto el poder derramar sobre ustedes todas estas bendiciones, de hoy en adelante sepan que todo aquello que tocan y que miran será bendecido y de hoy en adelante toda mano que se pose de ustedes sobre la cabeza de alguien si me piden con fe Yo les concederé lo que me pidan, sea de orden físico, psíquico, espiritual o material. En este momento Mis queridos están viviendo un momento trascendental en vuestras vidas porque el Espíritu Santo está soplando sobre ustedes, en una forma tan fuerte pero tan fuerte que las gracias que están recibiendo son tantas pero tantas que ni la mente más generosa podría medirlas.

Ahora, hagan la señal de la cruz en la frente de vuestro hermano, que ésta bendición que sale de Mis labios permanezca para siempre, que esta bendición que sale de Mis labios permanezca para siempre.

Los amo tiernamente, los amo con todas las fuerzas de Mi Corazón.

Amén.

 

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