Mensaje del 17 de Marzo de 1999

Escuché al comienzo una especie de memorandum donde se enumeraba un sin fin de dolores de todo tipo, es cierto, están, pero también estoy Yo, por eso comencé diciendo “bienaventurados aquellos que a pesar de todo siguen creyendo que estoy a su lado y habito en su corazón”.

Mensaje del 17 de Marzo de 1999

Habla Artemio:


Señor Jesús, primero empezamos con una invocación Señor y hemos rezado esa oración que tu Madre nos enseñó, diciendo que no hay oración más grande que esa, porque habla de tu muerte y de tu Resurrección que es el motivo por el cual vos viniste al mundo y pagaste con tu Sangre el precio de nuestra salvación. Después Señor meditamos esto del camino de Emaus, donde se puede ver hasta qué punto uno a veces se escapa, porque no quiere enfrentar los problemas de todo tipo que pueden ocurrirnos.

Ven Señor Jesús, ven Señor Jesús, ven Señor ven, ven a decirnos alguna palabra Señor, tu Mensaje Señor de esta noche, el Jesús de la Misericordia está con nosotros, en el momento que Él apareció todo se ha llenado de rosas rojas, todo está lleno, incluso sobre ustedes tienen rosas, está toda la corte celestial, los Santos, todo.

Dice Jesús:

“Bienaventurados los que a pesar de todo siguen creyendo en que Yo soy el camino, la verdad y la vida, bienaventurados”.

Escuché al comienzo una especie de memorandum donde se enumeraba un sin fin de dolores de todo tipo, es cierto, están, pero también estoy Yo, por eso comencé diciendo “bienaventurados aquellos que a pesar de todo siguen creyendo que estoy a su lado y habito en su corazón”.

Siempre piensen en esto, siempre: ¿qué es lo peor que podría ocurrirme?, lo peor que podría ocurrirme es perder la Luz del Señor para siempre el día que cierre mis ojos o ya aquí en la Tierra, eso es lo peor, nada hay peor que perder la Bienaventuranza Eterna, ahora, todo lo que ocurra de allí hacia abajo puede ser muy grave, grave o menos grave, pero de alguna forma tiene solución. Cuando estás pensando que la cruz está sobre tus hombros y pesa enormemente y te daría ganas de gritar con fuerza: Señor ¿por qué me abandonaste?, hacé un pequeño esfuerzo para pensar que no te he abandonado, sino que estoy más cerca que nunca de tu corazón y al mismo tiempo pensá que todos los dolores que hay sobre la Tierra alguien los ha causado y los causa y hay que tener compasión de ello, porque cuando ustedes estén gozando de la Bienaventuranza Eterna, verán aquellos entre llantos y rechinar los dientes, pero no por un tiempo, sino por toda una eternidad; porque Yo les ofrezco diariamente Mi Misericordia, pero la rechazan, la rechazan y la rechazan, entonces tendrán que tener lo que ellos elijan.

Yo no condeno, sino que los hombres que quieren se condenan y esto no es un cuento de niños y la eternidad tampoco es un cuento de niños, es una eternidad. Piensen en todo esto, no quiero Yo hacerles creer que la cruz es más liviana porque está la Bienaventuranza esperando, noo, la cruz sigue siendo pesada igual y deben pedirme a gritos si es necesario que les alivie su peso.

Dice Nuestra Madre:

Observen este lugar, lleno de Ángeles y Santos, con la Luz de Mi Hijo envolviéndolo todo y con la llama del Corazón que sale de Mí, invitándolos a que se refugien en ello y no piensen nada, nosotros pensamos por ustedes.

Que importante, tremendo y terrible es llegar a la conclusión de que debo en los momentos más difíciles y terribles descansar plenamente en el Señor y en Mí, porque en ese descanso, van a nacer las ideas y las soluciones a todos los problemas.

Piensen muchas cosas, incluso algunas que tal vez no estén de acuerdo con todo el amor que les damos Mi Hijo y Yo, pero también piensen en que esta lluvia de rosas que ha cubierto todo esto, es la prueba más evidente de cuánto los amamos, ustedes dirán: porque nos aman nos hacen sufrir, nunca Mis queridos nosotros los haríamos sufrir, no somos nosotros quienes los hacen sufrir.

Pobre de aquellos que andan al margen de la ley del amor y han construido un mundo donde la injusticia es el pan de cada día, pobres de ellos, pobres, ya sus cuerpos hieden.

En este momento, algunos Ángeles recogen flores del suelo, también algunos Santos y las huelen y las levantan en el aire, invaden todo de ese color rojo, que simboliza la sangre derramada por Jesús por ustedes, sientan el aroma de las rosas que invade el aire, que hasta parecería que es olor a sangre de Jesús, del símbolo de su sangre derramada por ustedes, que Él derramó por ustedes.

Dice la Madre Teresa:

Teniéndome a mí de intercesora permanente, delante de María Santísima y de su Hijo, ¿pueden tener algún temor?, ¿pueden creer que triunfará la injusticia?, ¿pueden creer que la enfermedad no será vencida?, ¿pueden creer que los problemas más terribles no será un juego de niños?. Hace falta mis queridos, nada más en creer en mi poderosa intercesión.

Habla Artemio:


San Martín de Porres que tiene una rosa en la mano, juega con ella, la aspira y luego dice...

Dice San Martín de Porres:

Ni se les ocurra pensar en que el Señor esté lejos de ustedes, porque han enumerado hoy tantas barbaridades que ocurren en el mundo y tantas cosas terribles. ¿Acaso no saben que ustedes son como un pequeño resto que el Señor rescató de entre tantos para entregarles todo lo mejor?.

En la fragua del dolor, están siendo probados, por el Señor no, por la vida, pero cuando esos hierros que se calientan al rojo vivo estén templados, puedo asegurarles que allí donde viene uno y hace cien, llegarán ustedes y harán millones.

Dice San Artemio:

Aunque ustedes no lo crean, por mi corre sangre y durante muchos años de mi vida corrió sangre de un hombre que ejercía su profesión de militar y cuántas veces me daría la impresión que tengo la tentación de desenvainar mi espada, pero la mejor espada que podemos desenvainar es la del amor.

Nútranse de toda la esperanza, ármense de todo el amor posible, crean firmemente en aquello que le piden al Señor y cuando le piden algo, como ya se dijo esta noche, hagan de cuenta que ya se los ha concedido, porque así es el Señor. Y acuérdense que al Señor le gusta que uno le de detalles de las cosas, aunque Él lo sepa todo, pero Él quiere que le cuenten y le den detalles de todo lo que necesitan y todo se irá haciendo despaciosamente o en forma violenta, pero se hará.

Como puedo convencerlos de que el Señor, ese Señor que ha contado cada uno de vuestros cabellos, es el mismo que ahora los sostiene en los momentos difíciles o terribles y que haya plena seguridad en vos de que sobre todos aquellos que pongas en tus manos, el Señor nunca les negará a ellos la respuesta de la sanación, has oído bien, nunca el Señor les negará la respuesta de la sanación de todo lo que sea, por muy difícil que sea, terrible que sea y tremendo que sea, porque el Señor cuando quiere hacer las cosas, las hace y Él se siente feliz cuando vuestra fe, vuestra esperanza y vuestro amor, no se agota nunca.

No olvides éstas palabras, podrás querer o no colocar las manos sobre la cabeza de alguien, tenés toda la libertad para hacerlo o no hacerlo, pero cuando coloques las manos sobre la cabeza de alguien, el Señor responderá en totalidad.

Es palabra de Jesús la que estoy diciendo.

Amén.

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