Mensaje del 13 de Enero de 1999

Mis queridos, al hablar de amor en exceso, ¿quién se puede equivocar?, y menos el Hijo de Dios.

Mensaje del 13 de Enero de 1999

Habla Artemio:


Desde hace un rato ya, Jesús está sentado acá a mi derecha, está toda la sala llena de gente, hay muchos, hay Santos, personas que no conozco, hay Ángeles, hay de todo. Jesús quiere que hable primero su Madre.

Dice la Virgen María:


Infinitas gracias desciendan sobre los hogares y las personas que decidieron traer a esta casa Mi imagen con el nombre de Rosa Mística en este 13 de enero de 1999, gracias abundantes desciendan sobre las casas de las personas que decidieron que Yo tuviera aquí Mi imagen, nada de lo hagan por Mi Yo lo olvidaré, nunca, y desde hoy muchas cosas que parecía que todavía no funcionaban muy bien, en muchos órdenes, desde hoy, Yo, aunque lleve las vestiduras de Nuestra Señora de los Dolores, también tengo los ropajes de la Rosa Mística, es decir, por ella se me da el nombre de la Madre de la Iglesia y Patrona del Santo Rosario.

Desde hoy muchas cosas van a cambiar acá, para bien por supuesto, no es que estuviesen mal, pero sí pueden estar mucho mejor y un montón de prodigios se van a ver ahora que sobre el altar está también Mi imagen como María Rosa Mística, Madre de la Iglesia, descienda sobre todos la protección para una buena salud y si a veces tienen algún dolor físico o psíquico o espiritual, no se preocupen tanto, déjenlo a Mis pies, porque ese sufrimiento que parece que fuera hasta necesario en este valle de lágrimas, Yo lo sabré devolver el mil por uno.

María Rosa Mística, con esa advocación, desde hoy presido también este Santuario, y digo Santuario les guste o no a muchos. Les reitero, que desde hoy lloverán infinitas gracias sobre todos, especialmente sobre aquellas personas que hicieron posible que esté acá, infinitas gracias en todos los órdenes, porque a Mi me gustan las imágenes, porque al mirar una imagen, uno se acuerda, en este caso de Mí o de otro, no es que esté Yo allí dentro, sino que estoy representando algo. Qué lástima me da de aquellos hombres que en muchos lugares del planeta, se han negado a recibirme, a llamarme María Rosa Mística, qué pena y también me da pena aquellos que son tan puntillosos que esperaron o esperan más detalles de lo que pueda decir su Santidad para que me den más atención a Mí, ¿acaso no me han dicho siempre dentro de las letanías?, ¿qué novedad hay?.

Que esto sirva para todo, una cosa es creer cualquier pavada que puede multiplicarse en cualquier medio de comunicación o donde sea, pero todos tienen el suficiente sentido común para darse cuenta qué es verdadero y qué no lo es, lo digo porque muchos me rechazaron y otros todavía me rechazan, que pena me da la mediocridad, si razonaran con el corazón les sería tan fácil a todos entender tantas cosas.

Dice Jesús:

Si desde que Yo, desde el momento en que Yo le hablé a la Beata Faustina sobre Mi Misericordia los hombres hubieran tenido en cuenta todo lo que dije, ya que eso, de eso hace muchos años, del ‘31 al ‘38, cuánto más felices serían, pero siempre con esos puritanismos o puntillosos, o no sé qué, lo que sea, como si no hubieran oído hablar de la Misericordia en todo el Antiguo Testamento y en el Nuevo, era fácil decir, “Jesús, Señor de la Misericordia”, pero cuántos todavía cuestionan y cuestionan y cuestionan y muchos ponen por allí algún retrato Mío como Jesús de la Misericordia, con cierto temor a que alguien lo vea porque, ¿qué es lo que puede decir, porque temen que haya algún dato falso en todo esto?, pero Yo les pregunto: revisen el Antiguo y Nuevo Testamento, ¿no van a encontrar las mismas palabras que Yo le dije a la Beata Faustina?.

Entonces, ¿qué les pasa Mis queridos, qué les pasa?, hay necesidad de una apertura del corazón, porque la verdad, en cualquier tiempo, la verdad se ve, pero ocurre que la verdad muchas veces les molesta a algunos porque tocan sus intereses. Quien hizo de Mí alguien maldito que estaba esperando el momento para bajar el castigo sobre los hombres, seguramente ese ser le costará mucho hablar de Mi Misericordia, porque parecería que su gran gusto es que haya un Dios castigador, y en última instancia eso ¿qué es?, es una forma de querer dominar a los demás.

La Misericordia entendida en su forma total, es realmente un regalo del Padre, un regalo Mío y un regalo del Espíritu Santo para los hombres, ¿de qué tienen miedo?, ¿de que se perdone demasiado?, ¿de que el amor sea excesivo por los hombres?, ¿de qué tienen miedo, de que se altera alguna autoridad porque el Hijo de Dios habla de la era de la Misericordia?. Mis queridos, que lejos están algunos de la verdad, qué lejos que están y creen tenerla en sus manos, pero lo que tienen en sus manos es algo seco y frío, lejos, años luz de lo que diría un corazón enternecido. No sean crédulos porque hay que tener criterio en todas las cosas, pero sean rápidos en abrir vuestros corazones para recibir las verdades esenciales, sobre todo cuando son tan evidentes.

Mis queridos, al hablar de amor en exceso, ¿quién se puede equivocar?, y menos el Hijo de Dios.

Dice la Madre Teresa:

Cuántos hay que pasan la vida buscando encajar todo lo que van oyendo de Revelaciones, de apariciones, o de lo que sea, tratan de encuadrarlo dentro de los moldes que están ya estructurados y de mucho tiempo, por qué no siguen el consejo oído recién, de abrir vuestro corazón y dejar entrar el amor. Valga esto, no solo para lo que acaba de decir Jesús y su Madre, sino para montones de cosas.

Dice San Martín de Porres:

Se acuerdan que no hace mucho, un día tocaba con un dedo mi cara y les tiznaba el alma a ustedes para decirles: nunca cometan el pecado atroz de la segregación racial, nunca, pero ustedes saben muy bien que para muchos mi color no luce bien sobre los altares. Qué lejos están del Señor, qué lejos están de la verdad, qué lejos están del hermano; todo esto lo digo referente a aquellos que ven que el tono de mi piel no luce bien sobre los altares.

Dice San Artemio:

Sigo pensando en que me están pidiendo poco y nada de intersección delante del Señor y yo les prometí que iba a estar siempre dispuesto, disponible para todo lo que ustedes quisieran. Es cierto como se dijo esta noche, que el Señor sabe todas nuestras necesidades, claro que sí, pero también el Señor está gustoso cuando hay Santos intercesores que le recuerdan las cosas que tiene que hacer. Así están dadas las cosas, no de otra manera.

Lo mismo uno ve por ejemplo como invocan a la Virgen María con distintos nombres y dicen: “soy devoto de, de, o de…”, está bien, pero hagan un pequeño esfuerzo mental para ver detrás de cada nombre la Virgen María y punto. Cada advocación o nombre que tiene es por el lugar en que está, o bien porque tiene el patrocinio de algunas cosas, como Nuestra Madre María de la Rosa Mística, yo no les discuto que deben estar a cada rato pidiéndonos intersección, pero yo les digo, si nosotros estamos disponibles todo el día, por qué no piden nuestra intersección hasta para las pequeñas cosas.

Nadie dijo nada, solo el Evangelio fue clarísimo respecto a las cosas que pasan. Yo no les doy ni poco, ni mucho valor, solamente les digo que estar cerca de Jesús y seguirle en todos los sentidos involucra o hace falta una gran actitud de entrega, como aquel que dice: Señor aquí estoy, hacé de mí lo que querés.

Sirvan estas palabras para todos los hombres que quieran leerlas con el corazón, y me encargan todos los que hablaron y toda esta corte celestial que ustedes están viendo acá adentro o perciben de alguna forma, me encargan que sea yo el último que habla, en decirles a todos que el amor de Jesús y de María y de los Santos por todos ustedes es tan enorme, que ni por casualidad podrían ustedes darse una idea de lo grande que es. Ocurre que a veces se señalan las cosas malas o las cosas que hacen doler pero, y todo el amor que derrama diariamente aquí en vuestros hogares el Señor ¿nadie lo cuenta?, o todavía hay que repetirles a ustedes que hasta la hojita más simple que crece en el patio es una bendición, porque el Señor eligió este lugar para sus Mensajes y ahora, les guste o no, están todos embretados en esta obra maravillosa, que ya se que les asusta un poco, pero, pero todos son Hijos de la Luz y tendrán en el Tercer Milenio un papel muy protagónico, muy grande, no se olviden de eso.

Amén.

Habla Artemio:

Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu de amor. Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu de amor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor.

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