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Mensaje del 17 de Julio de 1998

Todo lo que se dijo esta noche es tan profundo, tan grande y tan sublime, que pueden tener la seguridad que el universo entero se ha conmovido dentro de la mirada del Señor.


Mensaje del 17 de Julio de 1998

Habla Artemio:

Un día Señor nos dijiste en tus Revelaciones que todo lo el Evangelio de San Juan podría concretarse en esto: Dios amó tanto al hombre que mandó a su propio Hijo a la muerte por todo ese amor que Él tenía, Dios amó tanto al hombre que no reparó en mandar su Hijo a la muerte para pagar todas las deudas, también en una oportunidad Señor dijiste que gran parte de todo podría resumirse en las Bienaventuranzas y en la Parábola del Buen Samaritano.

A veces sería bueno que nos pusiéramos a pensar un poco en cada una de las Bienaventuranzas, que tomáramos una por día nomás y pensáramos en ella por ejemplo, “bienaventurados los mansos porque ellos poseerán la Tierra”, “bienaventurados aquellos que tienen hambre y sed de justicia, porque serán hartos”, y podríamos seguir con todas las otras, pero las Bienaventuranzas son un himno de amor que se opone a todo lo que había pasado en la historia antiguamente y lo que va a pasar después en la historia. Las Bienaventuranzas son tan maravillosas y prácticamente contienen todo que no hubo ningún hombre inteligente y de corazón abierto que no reconocieran que tal vez eso era lo más maravilloso que se había escrito a lo largo de milenios, escrito y vivido.

Por eso Señor, nosotros en esa alabanza que hicimos recién cantándote hemos visto que a través de esa palabras se divisan mucho de la Bienaventuranzas, sobre todo lo que a uno le conmueve es que con palabras tan simples y sencillas se puede decir tanto y es que justamente Señor nunca vos usaste un lenguaje rebuscado para decir las cosas sino directamente, blanco, blanco, negro, negro. Ahora, cómo nos sentimos nosotros señor ante las Bienaventuranzas y ante la Parábola del Buen Samaritano, si lográramos vivir eso tendríamos más de la mitad del todo hecho o casi el todo; es decir, las Bienaventuranzas son un himno de amor pero la Parábola del Buen Samaritano es una forma de decirnos Señor que en lugar de elegir la ley vos elegís el hombre y eso significa en nuestras palabras que nada justifica todo aquello que puede de alguna forma perjudicar al ser humano, incluso en la Parábola del Buen Samaritano se ve con claridad de que vos siempre estás eligiendo lo que decíamos antes, las cosas difíciles o imposibles, porque te gusta eso, es decir, sacar de la nada las cosas, porque quien mejor que ese hombre que iba al Templo a rezar podía estar informado de todo el amor que debía darle a un semejante, sin embargo pasa de largo, el otro también pasa de largo, luego un pobre tipo se detiene, mira al apaleado, al golpeado, le cura las heridas, lo sube al caballo y lo lleva a una posada, termina de sanarle y le dice al posadero: tomá este dinero, yo voy a regresar dentro de unos días y te pagaré el resto. Jesús dice: “¿quién de todos procedió bien?, los otros estaban ocupados en la oración, en el trabajo, en lo que sea, este que era rechazado por todos se detiene, es decir, elige al hombre, los otros elegían la ley, lo que debe hacerse, lo que está escrito, lo que ya está establecido, lo que corresponde, corresponde a lo que dicen todos, no, Jesús nos invita con la Parábola del Buen Samaritano a ser transgresores, es decir a obrar en forma distinta a los demás, a no hacer todo lo que hacen los otros sino a obrar diferente, como decía un pensador español: ser es ser diferente, ¿en qué sentido?, por ahí en otro Evangelio lo aclara cuando dice: “ustedes tienen que ser la sal de la Tierra”, porque no hay algo más inútil cuando la sal pierde su sabor, no sirve para nada, pero ustedes tienen que ser la sal de la Tierra y para ser la sal de la Tierra nos propone la Parábola del Buen Samaritano, es decir aquél que se olvida de sí por el otro y no le importa quién es el otro, es el otro, el hermano, no le importa qué haga, qué no haga, de dónde viene y adonde va, nada.

Tendríamos como preguntarnos Señor delante de vos: en qué lugar nos ubicamos nosotros en la Parábola del Buen Samaritano, nos ubicamos o nos identificamos con aquellos que les gusta y les encanta cumplir con lo establecido o aquél que piensa: vale más el hombre que lo establecido, eso no quiere decir que uno no respete la ley, pero la ley sola es fría, necesita del amor, incluso cuando uno habla de la justicia está muy bien, darle a cada uno lo que corresponde pero la justicia es medio fría o del todo fría si no se le llena del amor, eso está clarísimo también.

Por eso, cuántas veces en moral uno dijo: un acto de justicia está muy bien pero está mucho mejor cuando está impregnado de afecto, entonces todo cambia, incluso cuando nos dicen algo que sea justo ¿no es cierto?, pero si lo dicen con soberbia nos revela pero si nos lo dicen con afecto lo aceptamos, aunque nos duela.

Pensar en todas estas cosas: ¿en dónde me ubico yo?, cuando digo yo me refiero a cada uno de ustedes, ¿en dónde me ubico?, en las situaciones más extrañas que me toca vivir diariamente en qué lugar me ubico, Señor ¿yo te niego a vos o doy la cara por vos?, Señor yo el amor que digo tener lo manifiesto a mis hermanos o mi amor por vos es medio una limonada desabrida?, ¿qué es lo que hago yo con mi vida Señor?, ¿qué es lo que estoy haciendo con mi vida Señor?, todo lo que vos me vas enseñando y a lo cual uno va despertando me hace vivir de esa forma o hay una vida teórica por un lado y una vida práctica por el otro, yo sé que muchos dirán que en la práctica no se aplican ciertas cosas, ¿por qué no prueban?, ¿por qué no prueban?.

Yo trabajé toda la vida con personas, personas chicas, grandes, de todo tipo y por supuesto que no voy a contar aquí ahora cosas pero siempre me he dado cuenta que ganaba el Señor, ganaba mi hermano y ganaba yo cuando yo me ponía de parte de mi hermano, aunque mi hermano hubiera hecho una cosa mala porque quién puede decir que es bueno, y segundo, o alguien que obra mal ¿obra mal porque es malo o porque es ignorante, tonto, soberbio, orgulloso o infradotado?, yo sé que muchas veces el obrar de algunas personas, si uno visita a presos por ejemplo o sin necesidad de visitar presos mucha gente a uno le revela ¿no es cierto? todo lo que hicieron pero ¿yo me voy a poner a su altura y proceder de la misma forma o le tengo que darle una imagen diferente a la cuestión?, tu imagen Señor, habría que preguntarse Señor en cada acto que realiza, es decir Señor ¿yo te niego delante de los demás?, Señor ¿yo me avergüenzo de amar a los demás, incluso cuando no corresponde que uno lo ame?, ¿se es estúpido cuando uno procede de esa forma?, es decir, ¿te hago caso Señor de lo que dijiste porque creo que tu palabra es verdadera o hago lo que se me canta?, lo que me parece a mi que está bien y nada más o pido luces al Espíritu Santo para que me diga qué es lo que está bien.

Ahora, yo me fijaba en esa persona, muchas la encontré en Catamarca o en otros lugares pero también aquí hay ¿no?, cuando me hablaban de seis, siete abortos yo ni me inmutaba, entonces le empezaba a decir que todo ser humano tiene la dignidad de persona, todo ser humano necesita ser llamado por su nombre y también todo ser humano necesita cuando pasa a la otra vida estar en la Luz del Señor. Yo les cuento como me va, no me pongo como ejemplo por supuesto, entonces decían algunos: pero ¿y que el Señor me puede perdonar seis abortos?, cómo pude hacerlo, bueno aquí no es cuestión de cómo pudiste hacerlo, primero lo bautizamos para que ese niño vea la Luz y esté con el Padre, desde hoy pensá en todos esos chicos, son tus hijos también y esa tarea se hacía a la noche, tarde y algunos padres traían los padrinos, todos trajeados, pero después venía el planteo ¿no?, claro ahora ese niño entraba a la Luz del Padre pero la deuda todavía ustedes no la pagaron, claro, eso sería un acto de justicia, es decir hay que pagar las deudas, pero si uno se los dice con soberbia y como decir: yo no hice nada, ustedes hicieron, sufran, revienten, noo, nada de eso, bueno, vamos a buscar la forma: ¿cómo podemos pagar estas deudas?, incluyéndose uno también en el planteo del que sufre la impotencia de decir: cómo hago reparar delante del Señor todas estas muertes ¿no?, bueno. En ese planteo de pagar las deudas algunos decían: es que no nos va a alcanzar toda la vida para pagar, bueno, no sé decía yo, si así lo entendés vos, y eso de no nos va a alcanzar toda la vida es una forma de entrar dentro del plan del Señor, porque es decir, siempre iban a estar pensando que un Dios de amor le habían dado un hijo y ellos lo habían tirado, bueno y pensábamos en la forma en que se podría pagar, si uno quitó la vida había que darla, ¿cómo se da vida?, de muchas formas, con un medicamento o dando sangre o donando los órganos, nunca con plata, porque eso es fácil, normalmente usa la plata el que lo tiene, entonces es fácil. El problema no está en dar algo sino darse a uno mismo en el pago de la deuda.

Bueno, Señor, después de esta alabanza y después de meditar sobre algunas cosas que ni por casualidad yo me había imaginado pero vos la pusiste en mi mente, supongo que por obra del Espíritu Santo ¿no?, ahora te digo humildemente Señor: me gustaría revisar delante de vos Señor cómo es mi vida, cómo viví hasta hoy Señor, todos estos años ¿qué papel vos representabas en mi vida?, ¿te amé Señor, mucho, poco, más o menos?, ¿te amé cuando tenía ganas y a veces no?, ¿te amé cuando me iba bien o te amé siempre a pesar de todo?. Señor, yo quiero ser sincero con vos porque con vos no puedo mentir, porque me estoy mintiendo a mí mismo, entonces tampoco debo analizar esto para amargarme sino para decirte: mirá Señor, aquí estoy yo, este soy yo, así lleno de defectos, lleno de imperfecciones, lleno de pecados, lleno de cosas y vengo a vos Señor, no porque sea perfecto sino porque estoy lleno de pecados, de defectos, como vos le decías a Sor Faustina: “aunque vuestro cuerpo y vuestra alma esté como con podredumbre más contento estoy si me la ofrecen”, entonces, yo Señor te ofrezco toda mi vida, hasta te ofrezco el acto de concepción de mi papá y de mi mamá y te ofrezco todo el tiempo que tuve en la panza de mi mamá y te ofrezco todos los dolores, las alegrías que he pasado a lo largo de mi vida, también te ofrezco Señor para que contabilices, te ofrezco el perdón a todos aquellos que me hicieron daño y no es la primera ni la última vez que te lo voy a pedir Señor porque al perdón hay que pedirlo a lo largo de toda la vida, porque yo no sé si perdoné totalmente las ofensas ¿eh?, no sé, porque somos humanos así que nos quedan las cicatrices, las cicatrices se ven, siempre, entonces yo te ofrezco también todo el perdón por aquellos que me hicieron daño, también te pido perdón por aquellos a quienes yo hice daño Señor, no sé cuántos son, a lo mejor dije una palabra y ofendió a alguien, yo no sé, tal vez quise no ofender a nadie pero dije y ofendí.

Por eso Señor yo te ofrezco todo eso que yo soy, lleno de imperfecciones y de mezquindades y de egoísmo y de todo. Señor, yo me acordé cuando tenía comida sobre la mesa de que ¿millones de personas no tienen comida?, te ofrezco Señor también esa negligencia mía de olvidarme de tantas cosas, cuando yo me sentía amado Señor, muy amado, poco amado o nada amado, ¿te ofrecí Señor todas esas cosas a vos?, bueno, sino te la ofrecí te la ofrezco ahora. A lo largo de todos mis años Señor yo pude hacer muchas cosas pero no sé cuántas hice, ahora cuántas cosas pude haber hecho y no hice, primero te pido perdón y luego te pido que repares en mí esa deficiencia de todo lo que pude haber hecho y no hice, eso Señor tal vez sean mis mayores pecados, tener cerca un hermano y ser indiferente al dolor de él, pasar delante de alguien que necesitaba no una moneda sino una palabra y yo no se la di, en mi familia Señor, cómo fue la convivencia, ¿estuve siempre dispuesto a armonizar, a limar las asperezas o busqué siempre roña?, te ofrezco todo eso Señor porque no sé como he vivido, vos que me has seguido siempre Señor sabés perfectamente como es. Y hoy parece que tengo ganas de ofrecerte más cosas, todo lo hermoso que he disfrutado en mi vida Señor, yo quiero compartirlo con vos, por eso te lo ofrezco, todos los dolores que he soportado en mi vida Señor, yo quiero compartirlo con vos porque también vos sabés lo que es el dolor y te ofrezco todos mis dolores y cuando uno ofrece algo ya no lo tiene, claro, si se lo ofrece a cualquiera es una cosa pero si uno te lo ofrece a vos todo cambia, todo cambia.

Señor, a lo largo del tiempo me he querido justificar cuando no hacía las cosas o las hacía mal o no te amaba como debía o realmente me daba cuenta que eras más o menos querido por mí, que eras a veces fruto de mi conveniencia o que podíamos tener un trato comercial: te doy, me das, me das, te doy, o te amé Señor más allá de todo eso porque vos me inspirabas todo el amor del mundo?, ¿qué hice yo?, te recé para que me dieras o porque te amaba recé y al rezar también te pedía, porque yo necesito y a quién querés que le pida Señor, a quien tiene todo para darlo. Eso es importante Señor, hicimos intercambio de cosas, tres Ave Marías, cuatro Padre Nuestros por este favor o porque te amaba Señor profundamente te decía: compartí esto conmigo y dame lo que me hace falta.

Señor, a lo mejor yo estoy dentro de la legalidad pero todos que están fuera de la ley Señor ¿cómo los considero?, cuando en una reunión Señor se traía el ejemplo de una chica que quedaba embarazada y decía: que se vaya, vos decías: no, es una vida, en todo caso tenemos que alegrarnos, ¿qué hacía Señor yo?, ¿de parte de quién me ponía Señor, de la ley o de vos?, ¿era el Buen Samaritano o era el otro que iba a rezar al Templo?, y así en todo Señor, cuando yo iba por la calle y me he encontrado con personas indeseables o que realmente no me gustaban porque tenían... (se dio vuelta la cinta)..., Señor si me encontré en la calle con esa muchachos que son amanerados y se venden a cualquiera, ¿qué hacía Señor, yo me escapaba rápido para que no me vieran a hablar con ellos o di la cara y hablé con ellos y los amé como hermanos a pesar de su enfermedad o sus defectos?, con esta persona, con la otra, a pesar de todos sus dramas y todas sus cosas, ¿qué hice yo, me puse en el papel de juez o en el papel de hermano que comprende?, ante una injusticia Señor ¿yo reaccioné o me hizo el chancho rengo?, porque si yo me hice el disimulado ante una injusticia entonces yo me puse de parte de la injusticia Señor y yo tengo que repararlo, pedirte disculpas.

Señor, podría continuar toda la noche conversando con vos respecto a cómo procedí, no es cuestión de que me amargue ahora presentándote todos mis problemas y mis cosas, no, tengo que hacerlo por amor, es decir, si yo estoy y digo: enamorado de Jesús, enamorado, entonces con alguien que uno, con quien uno está enamorado debe compartir todas las cosas y entonces y liman todas las asperezas y decir: hoy puedo hacer o cómo puedo proceder para ser digno de tu amor, ahí está la clave, qué puedo hacer yo para ser digno de todo el amor que me tenés, qué puedo hacer yo Señor para corresponder todo el amor que me tenés, ¿me preocupó sentarme en un lugar al lado de una persona que tenía pésame conducta o no me importó que me vieran Señor y me senté con ellos y conviví con ellos y comí con ellos?, ¿qué pasó Señor conmigo, realmente fui digno Señor de vos o no?. Todo esto lo digo no para martirizarme sino para hacer un balance y así de esa manera ser más digno tuyo Señor así como dos amantes buscan ser cada días más dignos uno del otro, así lo estoy haciendo con vos Señor.

Yo diría que sería hermoso poder decirte: Señor, no me mueve mi Dios para quererte el Cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte, muéveme tu amor, que aunque no hubiese Cielo yo te amara y aunque no hubiese infierno te temiera.

Sería lo ideal Señor y ya seguiremos otro día Señor dialogando porque hoy ya estás aquí con nosotros como el Sagrado Corazón de Jesús, Nuestra Señora, la Madre Teresa y hay muchos más que todavía no veo muy bien y tampoco conozco. Habla Jesús que tu siervo escucha, si quieres usar otra boca para expresarte úsala Señor, si quieres usar la mía úsala Señor.

Dice Jesús:

Todo esto que se habló esta noche merece ser puesto como Revelaciones, en el sentido de una especie de examen de conciencia y cómo debería ser ese examen de conciencia, por supuesto que una parte de ella, porque faltan muchos aspectos todavía que se continuarán en otra oportunidad pero merecen ponerse dentro de las Revelaciones, como uno de los tantísimos modelos que puede haber del examen de conciencia, o si quieren decirlo de otra: de un revisarse en la vida que a uno le tocó vivir o también de alguna manera ver cómo le fue a uno en la vida, porque es cierto que ustedes son libres, todos los hombres teóricamente son libres pero cualquiera que piense un poco sabe muy bien que la libertad del hombre es relativa, no porque Yo se la esté quitando sino porque está tan sujeto a condicionamientos de toda naturaleza que su libertad se vuelve muy relativa. Podemos pedirle a una persona que no se desarrolló totalmente su mente porque en algún momento de su existencia no llegó suficiente oxígeno a su cerebro, ¿podemos pedirle nosotros que obre bien en base a la libertad que se le dio?, acaso esos seres ¿son libres?.

Todos los seres humanos heredan de sus padres y antepasados un montón de tendencias y cosas concretas heredan, entonces todo ese conjunto ¿no está menoscabando su libertad para obrar?, detrás de ese borracho empedernido, ¿qué han visto, un vicioso o han visto a un hombre que heredaba de sus antepasados la adicción a la bebida?, ¿dónde está la libertad? si él heredó todo eso. Si paseamos por los manicomios ¿de qué son responsables esas personas, o son responsables todos aquellos que hicieron lo posible de que esa gente entrara en los manicomios?, y si revisáramos las cárceles, ¿quién podría señalar con el dedo a un ser humano culpable de lo que hizo sin pensar en todas las marcas que había tenido en su vida y su herencia, estaba casi digamos destinado a ser un azote humano, ¿dónde está la libertad de ese hombre?, y vos ¿no lo vas a amar sabiendo que a pesar de sus delitos él no lo hizo con plena conciencia?.

Y podemos pasear por todos los lugares que ustedes quieran, miremos a todos aquellos que se dicen profesionales de la salud, de las leyes, de la justicia, a todos los que de una u otra forma ejercen alguna actividad profesional, está bien, hay una gran mayoría que procede mal, ahora ¿qué formación recibió?, ¿qué ejemplos tuvo, ¿qué heredó de su familia o de sus antepasados?, ¿cómo fueron marcados por la vida en algún momento?. Claro, ustedes van a decir: ¿entonces nadie es culpable de nada?, bueno, Yo no les voy a contestar sino responder con otra pregunta: ¿acaso creen que Mi Misericordia es pequeña?, ahora bien, si Mi Misericordia es grande todos tendrán un lugar, ahora si creen que Mi Misericordia es pequeña entonces la mayoría, todos o casi todos, quedarían afuera. Quién no arrastra en su cuerpo, en su alma o en su espíritu algún problema del cual no tiene la culpa.

Pensar hijos Míos en todas estas cosas, si esto que hablamos esta noche tomara forma en los hombres realmente Yo creería que haríamos una verdadera revolución del amor y eso es lo que le hace falta al mundo, una verdadera revolución del amor, una revolución saca las cosas de su lugar para poner otras y lo que debería ser cada uno es repensar todos sus juicios, sus prejuicios y después mirar, discernir y antes de hablar tan rápidamente de los otros por qué no hacen un rato de silencio para pedir discernimiento al Espíritu Santo para saber qué decir. Qué distinto sería el mundo con tolerancia y bondad, que distinto sería el mundo con humildad y generosidad, que distinto sería el mundo si el hombre tomara un poquito de conciencia nada más de Mi Misericordia, que distinto sería el mundo.

Dice Nuestra Señora:

Que puedo agregar Yo sino ratificar las palabras de Mi Hijo.

Todo lo que se dijo esta noche es tan profundo, tan grande y tan sublime, que pueden tener la seguridad que el universo entero se ha conmovido dentro de la mirada del Señor.

¿Hace falta más palabras esta noche de Mi parte?.

Dice la Madre Teresa:

Todo esto que ha ocurrido, pueden comprobar que cuando pidieron la venida del Espíritu Santo sobre ustedes, realmente ha venido, porque sino no se podía haber hablado todo lo que se habló y es cierto, estos conceptos deben conmover al mundo entero. Entonces sí se haría la verdadera revolución del amor, y el mundo como dijimos otra vez, se tornaría recién un lugar habitable.

Hermanos, han tenido ustedes hasta la virtud de dulcificar mis palabras y hacer que no hablara atropelladamente, gracias hermanos y doy gracias al Señor por haberlos elegidos.

Amén.

Habla Artemio:

Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu de amor. Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu de amor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor.

A ver si podemos: enamorado de Jesús, enamorado, enamorado de Jesús. Enamorado de Jesús, enamorado, enamorado de Jesús. Enamorado de Él, enamorado de Él, en mi corazón tengo escrito Jesucristo de Nazareth. Enamorado de Jesús, enamorado, enamorado de Jesús. Enamorado de Jesús, enamorado, enamorado de Jesús. Enamorado de Él, enamorado de Él, en mi corazón llevo escrito Jesucristo de Nazareth, Jesucristo de Nazareth, Jesucristo de Nazareth.

 

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