Mensaje del 02 de Septiembre de 1998

Lo que acabo de decir significa, que aquél que se entrega totalmente a Mi ya no hay distinción y ya no sé dónde termino Yo y empiezan ustedes.


Mensaje del 02 de Septiembre de 1998

Habla Artemio:

Desde que empezamos la reunión, mejor dicho desde que empezó el canto está Jesús con nosotros y la Madre Teresa y Jesús se acerca, se arrodilla, pone las manos sobre mis rodillas, hace una pequeña inclinación, baja la cabeza, se levanta y retrocede adonde estaba, eso significa que en algún lugar por las oraciones de todos alguien ha resucitado, es decir alguien despedido por los médicos ha vuelto a la vida, ¡Gloria a ti Señor!.

Hoy es 02 de Septiembre de 1998.

Señor, has venido antes de que nosotros te llamáramos Señor, te agradecemos Señor esto, parecería Señor que no solo nosotros esperamos la reunión sino que vos también la estás esperando, gracias Señor.

Compadécete Señor de nosotros, porque somos pequeñitos, débiles, simples, llenos de problemas, lleno errores, lleno de equivocaciones, lleno de defectos, Gloria a ti Señor, Gloria a ti Señor.

Esta noche no se ve tu ni Corazón ni el de tu Madre, pero es como si lo viéramos, Señor por ese Corazón que no vemos pero que sabemos que está allí ha salido la sangre que nos ha redimido Señor, mucho derramaste Señor pero una sola gota bastaba para redimir toda la humanidad, toda la especie y en estos dos mil años Señor tus heridas siguieron manando sangre Señor como algo que no se agota nunca Señor y que así es como no se agota nunca tu Misericordia Señor.

Te amamos Señor, ya sabés vos que te amamos y que te lo decimos, nos acordamos cuando vos le preguntabas Señor a Pedro: “Pedro ¿me amás?, cómo Señor no te voy a amar, apacienta Mis ovejas. Pedro ¿realmente me amas?, Señor, claro que te amo. Trabaja para Mi Reino. Pedro ¿realmente me amas?, Señor vos lo sabes todo, sabés perfectamente que te amo, todos te amamos. Construye Mi Reino”.

En esta noche Señor después de un largo día no numeroso en personas pero sumamente cargado en problemas y dramas Señor de todo tipo, inclinamos Señor nuestra frente y ponemos a cantar nuestro corazón hermosas alabanzas Señor porque te amamos, te amamos Señor, te amamos Señor y te seguiremos amando hasta que nos alcance la vida y aunque algún día Señor nuestro amor no sea tan fuerte porque los problemas tal vez nos distraigan un poco, vos considerás Señor que siempre nuestro amor es grande Señor, para tu grandeza lo nuestro es chiquito y para nuestra pequeñez es todo lo que tenemos Señor.

Entonces, Señor no porque estés aquí queremos aprovecharnos para pedirte cosas pero vos sabés todo lo que necesitamos y también sabés todo lo que necesitan todos los hombres que habitan la Tierra y vamos a agregar también Señor todos aquellos que están en el Purgatorio y todavía no ven tu Luz Señor, también Señor, para que tu Gran Misericordia los alcance en esta noche y puedan disfrutar de tu Luz Señor, de tu amor.

Ven Señor Jesús a nuestros corazones, llénalos de vos Señor, empapanos con tu sangre Señor, tocá Señor con tu mano todos aquellos lugares de nuestro cuerpo que necesitan sanarse Señor, tocá Señor, tocá, tocá Señor las partes de nuestro cuerpo y de nuestra alma que necesitan sanarse Señor, tocá Señor, tocá y nosotros en este momento sentimos que tu mano Señor, tus manos nos están tocando todo aquello que no tenemos sano, tal vez nosotros no lo sabemos que está enfermo, sigue tocando Señor con tu mano, sigue Señor, sigue tocando con tus manos y también toca a todos aquellos por los cuales tenemos obligación de pedirte, por aquellos que están enfermos y que necesitan ser tocados por vos, especialmente todos aquellos a quienes queremos Señor y también a los que no queremos, esos que menos nos quieren Señor, esos que más nos odian Señor tienen necesidad de sanarse tocalos Señor, tocalos, que tus manos acaricien nuestro cuerpo y nos den la salud de cada una de las partes que necesitamos Señor, nosotros y todos aquellos que forman nuestra familia y todos aquellos a quienes queremos. Sigue tocando Señor, estamos sintiendo en nuestro cuerpo y en nuestra alma Señor tus manos que nos tocan y se demora justamente en todos aquellos lugares que están enfermos porque vos Señor queres que estemos sanos.

Pasa tocando Señor, pasa tocando Señor, estamos sintiendo en nuestro cuerpo tus manos Señor y también sentimos sobre nuestra frente el aliento tuyo Señor tibio y también estamos sintiendo Señor que el mismo aire que vos respirás lo estamos respirando nosotros Señor, el mismo aire que respira tu Madre Señor y la Madre Teresa lo estamos respirando nosotros también Señor.

Sigue tocando nuestro cuerpo Señor, nuestro cuerpo arde de calor Señor al contacto de tus manos, arde nuestro cuerpo Señor, está ardiendo tu cuerpo, nos estamos quemando vivos Señor porque vos nos estás tocando y al tocarnos nos sanás de todo Señor. Sigue Señor, sigue, en la frente Señor sentimos el aliento caliente y tu respiración Señor y nos fijamos en tu abdomen y vemos que baja y sube por tu respiración Señor. Gracias Señor porque has pasado tus manos por todo nuestro cuerpo sanándolo Señor, que esas sanaciones que ya mañana o pasado es cuestión tuya Señor, nosotros sabemos que ya nos has tocado Señor.

Que maravilla Señor que vos te acerques a nosotros, que pases tus manos por nuestro cuerpo y nuestra alma y pensar que aquella mujer que te tocó el manto entre la multitud, había dicho: “si puedo tocar el manto del Señor yo me sanaré”, y vos Señor te diste vuelta y dijiste: “¿quién me tocó? porque sentí que algo salió de Mí, nadie Señor, los hombres que están todos apilados a tu alrededor”, hasta que la mujer, la hemorroisa que padecía desde hace tantos años... (se escucha mal la cinta)..., y vos Señor le respondiste pensando en lo que había dicho ella: si puedo tocar el manto del Señor sanaré, y vos dijiste: “en verdad les digo que no he visto una fe igual en todo Israel”. Señor, gracias porque nosotros no te hemos tocado pero vos nos tocaste a nosotros Señor y ya nuestro cuerpo no es el de antes Señor, nuestro cuerpo está santificado Señor y sabemos que si sufrimos algo en este cuerpo que tenemos nuestro sufrimiento es distinto Señor porque sabemos que tu mano, tus manos han repasado todos nuestro cuerpo.

Gracias Señor, gracias, gracias Señor, gracias de sentir tu aliento cálido en nuestra frente, gracias Señor porque nosotros no vemos pero en nuestra ropa seguramente y en nuestro cuerpo han quedado restos de tu sangre y de tu linfa Señor, eso nos está indicando que nuestro cuerpo en este momento sería como una reliquia Señor porque vos nos has tocado Señor, nos has mirado a los ojos Señor, quiénes somos Señor para recibir tanta gracia de vos, quiénes somos nosotros Señor.

Habla Señor, habla.

Dice Jesús:

Una pregunta quedó flotando en el aire, quiénes son ustedes me preguntaron, ustedes son hombres y mujeres que aman a sus semejantes y me aman a Mi y Yo dije: “todos los mandamientos de la ley del Señor pueden resumirse en: amarás a Dios con toda tu alma, con todo tu corazón, con todo respeto y al prójimo como a ti mismo”, eso son ustedes los que aman, nada más y nada menos, pero ahora han recibido algo especial, Yo he tocado vuestros cuerpos, cada parte de vuestros cuerpos y aunque ustedes no lo noten resplandecen como un sol en la noche y contaminan bellamente todo lugar por donde transiten, a cualquier lugar adonde lleguen y especialmente vuestra casa y vuestras familias y todos aquellos en quienes piensan o pensarán. Detrás de todo esto hay de parte de ustedes una entrega, en todo caso hicieron como Pablo cuando dijo: “Señor, ¿qué quieres que haga?”, o cuando Mi Madre dijo: “he aquí la esclava del Señor hágase en Mi según tu palabra”.

Lo que acabo de decir significa, que aquél que se entrega totalmente a Mi ya no hay distinción y ya no sé dónde termino Yo y empiezan ustedes.

Los amo, los amo con todo Mi Corazón.

Dice Nuestra Madre:

Hoy es un día muy especial y así como Mi Hijo tocó vuestro cuerpo sanándolo así Yo quiero derramar toda la llamarada que sale de Mi Corazón sobre cada uno de ustedes y por todo lo que ustedes han pedido, cierren los ojos y sientan el calor de la llama de Mi amor.

Ahora Mis queridos piensen cuando más tarde o mañana regresen al mundo porque ahora están como en el Cielo, cuando regresen al mundo piensen: el Hijo de Dios ha palpado mi cuerpo, la Madre de Dios me ha quemado con la llama que sale del Corazón Inmaculado, entonces qué me puede faltar, qué debo temer, a quién debo temer, todo lo que tengan entre manos paso a paso se irá resolviendo, más o menos rápido según las circunstancias.

Mis queridos, si Yo y Mi Hijo hemos tocado vuestro ser ¿qué podrían temer de hoy en adelante?, ¿qué?, tengan un acto en vuestro corazón muy grande de confianza en Mi Hijo y en Mí y rueguen que cada palabra que pronuncien, cada problema que tengan el Espíritu Santo haga por ustedes, diga por ustedes. Mis queridos tienen que llegar a tener tanta fe pero tanta fe que sin tener nada que decir abrirán vuestra boca y el Espíritu pondrá las palabras justas, adecuadas y necesarias.

Entonces, ya no teman, ya no teman, Yo sé que lo que les estoy pidiendo es un salto al vacío, pues bien háganlo, porque allí abajo estarán siempre las manos de Mi Hijo y las Mías para tomarlos fuertemente, pues bien, con esta fe Mis queridos ya podrán decir: hágase esto y esto se hará, aunque sea lo más difícil y aunque sea imposible.

Dice la Madre Teresa:

Cuando yo miraba a mis queridos hambrientos, que tomaban... (se dio vuelta la cinta)..., las miguitas de pan una por una y la llevaban a la boca para que les durara más, muchas veces mis queridos he visto que un trozo de pan no se termina, muchas veces he visto, yo repartía el pan y eran pequeños trozos, sin embargo comían y comían y el pan no se terminaba. Yo miraba esas escenas en silencio y decía: cuánto ama el Señor a estos hambrientos, que comen el pan de a miquitas para que dure más y el Señor les regalaba todo el pan para llegar a su estómago. Cuántas veces mis queridos he visto eso, si ustedes tienen, como es que lo tienen, una fe muy profunda, saben que es cierto lo que les digo y no les miento ni un segundo.

Así debemos movernos en este mundo, con el corazón cantando y teniendo alas en los pies, confiando y teniendo esperanzas contra toda esperanza, de esta forma mis queridos vivirán y harán vivir todo aquello que tocan. Les puedo asegurar que hasta en de la piedra más estéril nacerán flores y hasta de los desiertos más inhóspitos, crecerán vergeles.

Había una vieja leyenda que dice: que el mundo se mantiene por 33 Santos que hay en cada época y que realmente son gratos al Señor y que escucha el Señor especialmente sus oraciones y más allá de todo halago, yo he contado todos los que directa o indirectamente forman este grupo y son 33 y ustedes viven y pasan sin percibir, es así como debe ser, si lo percibieran ya no valdría.

Mis queridos, el Hijo de Dios, su Madre y yo los amamos tiernamente y nos adelantamos a vuestros pasos para allanarles el camino, a veces no lo ven, pero así ocurre a cada instante.

Amén.

Habla Artemio:

Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu de amor. Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu de amor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor.