Mensaje del 02 de Junio de 1998

Entonces, miren vuestros problemas y no comparen pero miren también los problemas de todos aquellos que nacieron programados ya de antemano para vivir de una forma terrible, qué esperanza se puede tener cuando no hubo nada, no hay nada ni habrá nada, qué esperanza se puede tener. Seguramente esas personas no concurrirán a oír la Misa dominical pero todos ellos están viviendo su propia Misa, porque acaso no se renueva todo, todos los misterios del Cristianismo en la Santa Misa, bien, entonces ellos sin concurrir están viviendo su propia Misa personal donde ya no se es espectador sino se es un participante total y definitivo de una situación aterradora.


Mensaje del 02 de Junio de 1998

Habla Artemio:

En esta noche Señor martes 02 de Junio, martes de Pentecostés y ya pensando en que has venido a la Tierra, estabas Señor estabas pero conmemoramos la fecha de tu venida y suponemos por lo tanto que la gracia tuya sobreabunda en todos los órdenes, se nota Señor, se nota, parecería que hasta se respira en el aire la mayor cantidad de gracia por la venida del Espíritu Santo y no solamente la gracia sino también todos los dones del Espíritu Santo.

Por eso Señor, viéndote tan generoso con los hombres nosotros te agradecemos Señor, nosotros te alabamos, te damos gracias, nosotros te queremos Señor porque vos cumplís todo lo que prometés, te damos gracias Señor porque con la venida del Espíritu Santo parecería que la Tierra se completó de gracia, se completó de cosas hermosas, parecería que todo empezara a marchar diferente, hasta ayer y hoy se dio distinto, la gente no peleaba por los turnos, estaban como en paz, estaban como tranquilos y había entre ellos gente que en otra oportunidad discutía por los turnos, se notaba algo diferente, distinto, como si tuvieran más paciencia, como si tuvieran más tolerancia, bueno, por algo vos dijiste Señor que todos los días íbamos a ver signos. Por eso Señor te damos gracias por todo esto que nos estás dando, te damos gracias por la vida, por la sangre que corre en nuestras venas, porque podemos caminar, movernos de un lugar hacia otro, porque estamos aquí dentro con luz y calor y de alguna forma es un privilegio eso Señor que no muchos tienen, estamos cómodamente sentados, higienizados y con el estómago con comida, cuántos pueden decir lo mismo Señor, parecería que es más fácil para nosotros hablarte Señor, mucho más fácil que para otros. Un hombre torcido, estropeado, con su estómago vacío y pensando en que su hijo también se acostó con hambre no le es fácil decir: Padre Nuestro, no y uno entiende que no le es fácil, uno entiende y eso pasa esta noche en muchísimos hogares de Posse y del país y de la nación y del mundo pero pensemos en los que están más cerca. Además Señor, por no tener dinero en el bolsillo esta noche, anoche y mañana, pasado muchos niños no tendrán los remedios que necesitan para sanarse, claro que se sanarán porque vos no podés desprotegerlos pero quedarán con esos bronquios lastimados o indefensos para enfermarse pronto otra vez.

Entonces Señor, nosotros, para nosotros parecería que es más fácil tener fe Señor, para nosotros parece que es más fácil decirte Padre Nuestro, para nosotros es más fácil darte gracias Señor por todo lo que recibimos diariamente, ¿qué nos espera cuando terminemos la oración y todo?, nos espera una cama caliente, unas horas de reposo en tranquilidad, al abrigo, sin frío, cuántos pueden decir lo mismo, entonces Señor no es que uno quiera avergonzarse pero cuesta un poco sentir el calor lindo de las sábanas, bien abrigado mientras que tantos no tienen con qué taparse. No quiero ponerme quejoso Señor pero me parece que todo esto tiene que hacernos más agradecidos con vos Señor y en vez de enumerar las cosas que nos faltan tenemos que enumerar aquellas cosas que tenemos y tenemos tantas cosas para enumerar.

Por eso Señor, yo te doy gracias por todo nos regalas diariamente tantas cosas hermosas, el sol que nos calienta, el pasto que nos muestra su verde creciendo, los árboles a veces moviéndose, a veces totalmente quietos, las hojas cayendo y esa alfombra hermosa nos recuerda el paso de la vida Señor, porque aunque todo sea hermoso Señor también sabemos que todos los plazos se van acortando de nuestra vida y eso también Señor tiene que ser para nosotros un motivo por un lado de alegría porque podemos estar con vos pero por el otro de preocupación porque dice el Evangelio: estén atentos porque la muerte llegará como un ladrón en la noche, entonces estén preparados con todas las cuentas en orden, no creo que sea el caso nuestro Señor de tener las cuentas desordenadas pero haznos siempre la gracia de que el día que eso nos pase, que estemos lo suficientemente preparados para enfrentar tu mirada Señor.

Yo te digo gracias y al mismo tiempo te pido Señor, y te vuelvo a decir gracias y te vuelvo a pedir, ocurre que somos humanos Señor y solamente las gracias parecen poco cuando uno sabe que a pocas cuadras de su casa hay gente que está tiritando porque tiene frío y porque tiene poca comida en el estómago, no es que uno le quiera dar tanta importancia a la comida, pero pensá en un niño Señor que tiene hambre, no le es fácil decir: bueno, a lo mejor mañana voy a comer, tiene hambre y punto, tiene fiebre y necesita antibióticos, tiene necesidad de afecto y necesita padres que lo quieran, pero los padres están tan ocupados para subsistir, para poder llevar a la casa un pedazo de pan que a veces están cansados como para darles a sus hijos el amor que los hijos necesitan.

Por eso Señor, parecería que todo se mezcla Señor, todo viene como mezclado Señor, por un lado agradeciéndote todo lo que tenemos pero nosotros, ¿y los demás?, cada hombre que sufre aunque esté en el extremo de la Tierra compromete mi propia vida, no hay vueltas, si alguien sufre aunque sea en el otro extremo de la Tierra yo no podré estar tan tranquilo y en paz, porque es mi hermano y es tu hijo y ese hombre está sufriendo por culpa de algo y más claramente por culpa de alguien. Entonces, todo esto es una mezcla de pedirte, de decirte, de agradecerte, por un lado agradecerte tanto lo que nos das a nosotros pero por otro también decirte por qué, por qué hay tantos que se acuestan con hambre, no me refiero al hambre de pan de trigo que también hay que tenerlo en cuenta sino al hambre del pan de amor que a veces es más terrible que el otro hambre y eso se da Señor en todos los hogares, en general, sean ricos o pobres, lindos o feos, blancos o negros, amarillos, sean todos los lugares, parecería que el hombre tiene una forma muy mezquina de dar afecto, cuando da está siempre pidiendo, es decir no lo da y punto está esperando una respuesta, está esperando un agradecimiento, y en general todos somos así, cuando damos algo allá en el fondo esperamos que nos agradezcan y solamente vamos a dar bien el día que no esperemos ningún agradecimiento. Porque si después de hacer una obra buena uno lo dice en voz alta, espera que uno se lo agradezca entonces qué valor tiene.

Por eso Señor, que todo esto nos sirva para pensar como es profunda nuestra fe y hasta qué punto te pedimos nosotros que acrecientes en nosotros la fe, que nos regales cada día más, pero necesitamos esa creencia firme, total, definitiva, para que de nuestras manos salgan milagros hasta de la punta de los dedos. El día que tengamos esa fe a la cual todos estamos aspirando.

Está Jesús en medio de nosotros, y esta noche está todo ardiendo, con un tosco, una tosca túnica color gris desteñido y tiene muchos lamparones, es decir agujeros en donde se le ven partes de su cuerpo, la Virgen María también está vestida de la misma forma, pero parecería que el hábito de ella es un poco más nuevo y la Madre Teresa como siempre. Habla Señor que tus siervos escuchan, habla Señor.

Dice Jesús:

¿Podría venir Yo esta noche con un ropaje más brillante con todo el dolor que hay en este lugar y en este país?, ya sé que el hábito que Yo pueda tener no tiene una influencia tan grande porque no es cuestión de hábito pero es para indicarles cuánto estoy sintiendo todas las cosas que pasan, porque ustedes ven vuestros problemas cercanos pero hay montones y montones de lugares en el país que están igual o muchísimo peor y no hablemos de América, no hablemos de todo el mundo. Ustedes se pusieron a pensar con qué ganas puede ponerse a rezar el Padre Nuestro aquél ser que nunca tuvo nada ni lo elemental para vivir, tampoco lo tuvieron sus padres y tampoco lo tendrán sus hijos y sus nietos, Yo les pregunto: ¿de dónde puede nacerles a esas personas esperanza?, porque esperanza es esperar lo que aún no es y como está todo organizado es evidente que no vendrá tan pronto eso que ellos esperan.

Entonces, miren vuestros problemas y no comparen pero miren también los problemas de todos aquellos que nacieron programados ya de antemano para vivir de una forma terrible, qué esperanza se puede tener cuando no hubo nada, no hay nada ni habrá nada, qué esperanza se puede tener. Seguramente esas personas no concurrirán a oír la Misa dominical pero todos ellos están viviendo su propia Misa, porque acaso no se renueva todo, todos los misterios del Cristianismo en la Santa Misa, bien, entonces ellos sin concurrir están viviendo su propia Misa personal donde ya no se es espectador sino se es un participante total y definitivo de una situación aterradora.

No se olviden todas estas cosas, téngalas siempre bien presente, que este hábito o túnica que Yo llevo llena de lamparones donde se pueden ver partes de Mi cuerpo tengan presente que es como un símbolo de Mi identificación con aquellos que nada tuvieron, nada tienen y nada tendrán y Yo vine a la Tierra especialmente por ellos, también vine por ustedes por supuesto, pero ustedes están o viven en otras condiciones.

Habla Artemio:

Dice Nuestra Madre, la Virgen María, Nuestra Señora del Espíritu Santo, que hoy está vestida también con harapos.

Dice Nuestra Señora del Espíritu Santo:

Yo personalmente muchas veces he tenido la mano de Mi Hijo para que no descargara toda su furia al ver que todo lo que se habló antes de una u otra forma tenían origen o tienen origen en alguien que está usurpando las cosas de los otros. No se olviden de eso, no se olviden de eso.

La Gran Cruzada del Espíritu Santo que Yo pedí hace ya mucho tiempo para el Tercer Milenio tiene que llevar conciencia a los hombres, para que estas cosas que se están viendo no tengan que verse más. Ténganlo presente y háganlo conocer hacia los cuatro puntos cardinales.

Les recomiendo orar mucho aunque ustedes todos oran mucho de acuerdo al nuevo enfoque de lo que debe ser una oración. Por eso, cuando hablo, hablo en general, no me refiero específicamente a ustedes, Mi alma está sedienta de justicia, por todo el mundo, pero en especial por esta América irredenta, esa palabra la han oído muchas veces ya pero la voy a seguir repitiendo para que no se la olviden más.

Los abrazo a todos de corazón y les agradezco toda la atención que han tenido conmigo, gracias hijos queridos, Hijos de la Luz, gracias hijos queridos, Hijos de la Luz.

Dice la Madre Teresa:

Yo personalmente siempre he tenido mucha fe, pero no crean que me he estado investigando demasiado a ver como era de profunda mi fe, saben hermanos, no tenía tiempo para hacerlo porque siempre había alguien que me reclamaba, es decir, me estaba pidiendo algo, entonces tenía que dedicarme plenamente a ellos y no fijarme en otras cosas.

No crean que yo he sido una mujer que desde joven tuvo una fe tan tremenda, tan evidente, no, a medida que pasó el tiempo y encontrándome con los hombres, mis hermanos entonces se fue acrecentando todo hasta creer tener la fe suficiente como para dirigirme al Señor y me escuche. Todo este problema de la fe es evidente que no está terminado esta noche, da para mucho más, pero quien tiene oídos para oír que oiga y quien tiene ojos para ver que vea.

No importa mis queridos hermanos, hijos, compañeros, no importa cuánto recen formalmente a lo largo de todo el día, lo que importa es la actitud que tienen para con el Señor, a veces removiendo la tierra o mirando una planta o haciendo cualquier cosa pero estás sirviendo a Dios y se está rezando u orando más que en otro momento. Como dijeron ellos al principio yo les diría: ¿quieren acrecentar vuestra fe?, siéntense en un banco de la Iglesia más cercana o en el Sagrario y quédense allí como... (se dio vuelta la cinta)..., diálogo concreto y directo con el Señor, no recen, traten de estar acompañados, además, van a ver cuánto se van a enriquecer.

Los amo, los tengo siempre presente y les digo hasta el próximo jueves.

Amén.

Habla Artemio:

Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor. Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor... (se corta la grabación)... .

 

 

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