Mensaje del 19 de Septiembre de 1998

Aunque pocos me ven acá dentro así como estoy pero todos sienten la presencia Mía y de Mi Madre, además todos están sintiendo un calor que los abraza.

Mensaje del 19 de Septiembre de 1998

Habla Artemio:

Después de alabarte Señor que es la mejor forma de tratarte, hacemos esta invocación antes que tu vengas a visitarnos como hace mucho tiempo lo hacés. Para eso Señor ponemos nuestro cuerpo, nuestra mente, todo nuestro espíritu Señor, que todo sea un cántico de alabanza Señor a vos, ese duraznero florecido que se ve por la ventana, que parece la plenitud del color, a pesar de la helada insipiente que hay, que sea un cántico de alabanza Señor y cada hierba que crece, cada canto del pájaro al atardecer buscando su nido o su lugar para cobijarse del frío de la noche, todo Señor sea un cántico de alabanzas a ti Señor.

Que otra cosa puede merecer aquél que hizo todo de la nada, nos amó desde toda una eternidad y nos sigue amando y ese amor lo demostró enviando a su propio Hijo a morir muerte de cruz para redimirnos, por eso todo el Evangelio de San Juan puede resumirse: “amó tanto Dios al hombre que no tuvo problemas en enviar su propio Hijo, Dios también, a la muerte para que con su sangre nos redimiera y nos siguiera redimiendo porque sus heridas están aún frescas. Jesús estuvo horas en la cruz, después resucitó y sigue vivo entre nosotros pero sus heridas siguen todavía manando sangre, esa sangre que nos está redimiendo continuamente, a nosotros y a todos los hombres de la Tierra por los cuales estamos aquí reunidos.

Hay muchas formas de amar pero cuando el amor llega a los extremos de dar la vida por lo que amamos, entonces ese amor resulta sublime por la simple y sencilla razón que no hay más grande, no hay acción más grande que dar la vida por los otros y nosotros Señor queremos ir calcando diariamente nuestra vida en la tuya, de esta forma todos los días, todos los días Señor, de esta forma Señor todos los días en nuestros trabajos, en todo lo que hacemos vamos entregando un poquito de lo nuestro hasta que algún día lo entreguemos totalmente, esa es nuestra vida, hacer lo que el grano de trigo hace cuando cae a la tierra y muere como única forma de que nazca una planta y con ella termine en una espiga con montones de granos de trigo; es decir tiene sentido lo nuestro porque para ganar la vida hay que perderla, todo por vos Señor, todo por vos. Nuestras alegrías, nuestros dolores, nuestras penas, nuestra risa, nuestro canto, todo por vos Señor, todo por vos Señor, encuentra sentido nuestra vida cuando la injertamos dentro de tu plan Señor y ese plan es para nosotros: “amar a Dios sobre todas las cosas, con toda nuestra alma, todo nuestro espíritu y todo nuestro corazón y al prójimo como a nosotros mismos”.

Tal vez eso sea lo más difícil Señor que nos encomendaste: “amar a nuestro prójimo”, porque nosotros estamos dispuestos a aceptar cualquier cosa, incluso reconocemos un milagro, reconocemos algo tremendo, siempre nos es más fácil eso que amar a nuestro prójimo, ¿y quién es nuestro prójimo?, todos, todos. El viernes 04 cuando estaba en Córdoba le pregunté a un hombre anciano después de haber anotado su nombre: ¿por quién querés que rece?, y él dijo: por mi familia por supuesto, pero por todos, todos ¿quién? dije yo, y todos los hombres del mundo. Me llamó mucho la atención como ese hombre así lleno de dolor porque no podía más caminar ni nada, a pesar de su dolor estaba pensando en amar a todos los hombres del mundo. Claro, una cosa es amar a quien tenemos cerca, a quien vemos, tocamos, sentimos, otra cosa más difícil es amar a nuestros enemigos y otra cosa un poco extraña es amar a aquél que está en el extremo del África, allá en Mozambique o en la Indochina o en el Canadá, gente que no conocemos pero sabemos que son nuestros hermanos. El día en que en nuestro corazón se manifieste plenamente o más o menos plenamente el amor por los demás, ese día es un día de gracia y de un anticipo del paraíso, ¿por qué?, porque es el máximo mandamiento junto al de amar a Dios sobre todas las cosas.

Cuando uno ama a los otros entonces empieza a tener sentido nuestra vida, ¿eso significa perderse uno como ser humano?, no, significa ser todo para los demás sin dejar de ser uno, ¿y de qué forma?, de todas, de todas las formas, porque se puede estar amando a Dios y al semejante pelando una papa que va a sustentar a nuestra familia como en cualquier tarea, la cuestión esencial es la actitud que tengamos al hacerla. Y lo que dijimos tantas veces y seguimos repitiendo: lo que nos pide el Señor es estar siempre disponibles para el hermano y a medida que pasan los años nuestra disponibilidad debe ser perfecta, total, definitiva, pero no solo al hermano que queremos porque eso también lo hace cualquier persona sino los que no queremos, aquellos que tienen siete cuchillos en cada mano, aquellos que nos odian sin saber por qué, aquellos que quieren nuestra destrucción, aquellos que no toleran nuestras ideas, aquellos que son egoístas y quieren vivir ellos nomás mientras el sol sale para todos, allí es donde se prueba nuestro amor, allí, porque querer a los amigos que fácil que es ¿eh?, querer a los que nos quieren que simple que es, pero querer a los demás ahí donde se pone difícil porque implica renunciar a muchas cosas nuestras por los otros y Señor nosotros creemos haber entendido aunque tal vez no lo practiquemos o no lo practiquemos totalmente que podemos decir que somos tus discípulos, podemos decir montones de cosas y aparecer ante los demás como perfectos pero mientras no amemos a nuestro prójimo nosotros estamos afuera de tu plan, totalmente afuera, podemos cumplir con todos los ritos religiosos que querramos, podemos aparecer a los demás como Santos y benefactores de la humanidad pero mientras no amemos a nuestro hermano nada vale, de eso estamos convencidos, aunque faltarán años tal vez para que sea una total realidad en nuestra vida, por ahí va todo. ¿Quién es tu prójimo?, ¿quién es tu hermano?.

Y debo interrumpir mi invocación porque Jesús ya está con nosotros y está con nosotros con la presencia de Jesús de la Misericordia donde de su Corazón salen llamas de fuego y agua y está también Nuestra Señora, la Virgen, la Madre Teresa. Todos ustedes están como encendidos en fuego, están todos como bañados en una..., parecen estatuas de oro, porque la Luz del Señor es tan grande que todo lo está impregnando y hasta se ven un poco desdibujadas su Madre y la Madre Teresa por tanta Luz. Respiremos hermanos este aire que es el mismo aire que está respirando Nuestro Señor, así de simple.

Todo es un incendio acá dentro, todo se está como quemando sin quemarse, envueltos en la Luz, en el fuego que sale del Corazón del Jesús de la Misericordia. Habla Señor que tu siervo escucha, habla Señor, habla, habla.

Dice Jesús:

Aunque pocos me ven acá dentro así como estoy pero todos sienten la presencia Mía y de Mi Madre, además todos están sintiendo un calor que los abraza.

De estos rayos que salen de Mi Corazón vuelvo a repetirlo las veces que sea necesario, de estos rayos depende el destino de la humanidad, el hombre es un ser libre pero puede resignar su libertad y dármela a Mí para que Yo haga con él todo lo que me parece bien hacerlo y si Yo estoy en el timón del barco nunca teman de todo lo que puede pasar, porque a pesar de las lluvias torrenciales, las mareas, las tempestades Yo conduzco el barco y siempre llegarán a buen puerto porque “soy el camino, la verdad y la vida”, no estoy diciendo nada nuevo, pero el hombre de muy frágil memoria necesita que todos los días le sigan diciendo lo que ya sabe para que de esa forma lo haga carne en él y de esa manera pueda vivir según los designios del Señor.

Vuelvo a insistir, los rayos que salen de Mi Corazón representan a Mi Misericordia y me gustaría interrogar a las personas de todo tipo y a ustedes también de estos días en que se han reunido para hablar de Mí, en cuántas oportunidades ha aparecido la palabra y el concepto de Misericordia, lamentablemente aquellos que siempre tienen el poder no les conviene hablar tanto de Mi Misericordia, sobre todo aquellos que son medio reacios para perdonar y asumir a su hermano tal como es, sin preguntarle como es. Entonces, así como el Espíritu Santo es el gran ausente en general de todo, aunque estemos en el año del Espíritu Santo, así el concepto de Misericordia también está siempre ausente, no es porque no se maneje el término o los alcances, aunque la mayoría no tiene plena conciencia del alcance pero hay una razón muy sencilla, si alguien confía en Mi Misericordia debe transformar su vida porque la Misericordia es un fruto del amor y quien no quiere dejarse invadir por el amor entonces nunca puede aceptar el alcance de Mi Misericordia. La Misericordia es perdón, la Misericordia es comprensión, la Misericordia es abrir el corazón para darle entrada a mi hermano, la Misericordia es no dejar a nadie afuera de mis planteos de ser discípulo del Señor, nadie afuera, la Misericordia es que ya no haya más marginados de ninguna clase, la Misericordia es que ya no existan más reventados por la vida de ninguna clase, la Misericordia es el fin de todo tipo de segregaciones raciales, religiosas, sexuales, es el fin de todo eso y a los hombres Mis queridos les cuesta terriblemente, les cuesta terriblemente aceptar al hermano, si el hermano es directamente potable entonces se lo acepta y con reparos, ahora si no lo es directamente hacen como el avestruz que esconde la cabeza para no ver.

Yo estoy diciendo, no reprocho nada a nadie, solo sugiero, solo digo como también lo digo en el Evangelio, en el domingo pasado o anterior les pareció muy duro esa expresión: “el que quiere más a su padre y a su madre directamente no puede entrar en Mi Reino”, es decir tiene que tomar vigencia aquello de que hay que amar a Dios sobre todas las cosas y una consecuencia natural a... (se corta la grabación)... . Entonces, ya he hablado varias veces de la Misericordia y seguiré haciéndolo, seguiré haciéndolo porque el hombre es no sé si lerdo, no creo que tenga mala voluntad pero cuánto le cuesta, cuánto le cuesta aceptar aquél que tiene a su lado como hermano, a veces me acepta más fácil a Mí como Padre que el que tiene al lado como hermano.

Llegue en esta tarde Mis queridos nuevamente el planteo de la Misericordia del Señor, es enorme y es gratuita, no tienen que hacer méritos para tenerla, Yo se las regalo, se las regalo así en plenitud, en plenitud se las regalo y muchos parecen que están siempre esquivando para no recibirla porque Mis queridos, no pueden invocar Mi nombre cuando no han puesto las cuentas en claro con el hermano, algunos dicen: mis oraciones no son escuchadas, el Señor no me ama, el Señor no me tiene en cuenta, y Yo les pregunto: antes de decir Padre Nuestro ¿no les convendrá Mis queridos ponerse en óptimas relaciones con el hermano y más con el hermano difícil o enemigo o lo que sea?, está bien que oren, está bien escuchar de vuestros labios el Padre Nuestro pero no crean que puede escucharse un llamado cuando en el fondo de vuestros corazones ese llamado es en vano, no me llamen sin antes ponerse en regla con todos aquellos que no lo están.

Yo soy la Misericordia, Yo soy el amor, entonces si me llaman Yo llego con estas armas, la comprensión, la tolerancia, el respeto a la dignidad humana, el pleno respeto a la dignidad humana, ¿la tienen aquellos que oran y me dicen Padre Nuestro?, entonces ¿cómo pueden pedirme cuando se desdicen en la práctica?, no se llamen a engaño, Yo no castigo, ustedes se auto castigan en la mayoría de las oportunidades. Es cierto que a veces por herencia ancestrales, por los diversos condicionamientos de la vida y del mundo tienen que obrar de una manera, es cierto, pero, pero Yo a nadie le niego un poquito de Luz en su conciencia para saber si está obrando bien o está obrando mal, aunque por fuera digan una cosa pero en el fondo cada uno sabe, cada uno lo sabe.

Pues bien, aquí estoy Mis queridos con el caudal enorme de Misericordia, que es tanta, que ni la mente más generosa e imaginativa podrían saber lo grande que es y está todo disponible para ustedes... (se dio vuelta la cinta)... .

A ustedes personalmente Mis queridos tengo que agradecerles toda la deferencia que me hacen, toda esa devoción que ponen en estos cuatro días a la semana en que vienen, se reúnen a escuchar Mi palabra, ya les dije pero se lo repito: vuestros nombres están escritos en el Libro de los Cielos y Yo les aseguro que nunca les negaré delante de Mi Padre, les aseguro Mis queridos que a ustedes y por siete generaciones no les negaré delante de Mi Padre.

Dice Nuestra Madre, la Virgen:

Estoy presidiendo esta sala, este Santuario, ahora muy bien encuadrada, aunque falten algunos detalles, Yo no los tengo en cuenta, pero les digo que el rostro que tengo en este cuadro tal vez sea el único con estas características de todos los cuadros que hay hechos de Mí porque se respeta plenamente Mi origen judío y en consecuencia, Mis formas físicas, en todo caso no soy una persona con cara tremendamente dulce e ingenua sino que soy una mujer fuerte como creo que siempre lo han sabido, es la Madre de Dios.

Creo que huelgan las palabras si hablamos de Mi humildad pero no por eso Mis palabras tienen que dejar de tener la fuerza necesaria que deben tener las palabras de la Madre de Dios, así de simple como decís vos.

Ahora, Yo sé que en muchos de ustedes está la inquietud: ¿y cuándo el terreno?, ¿y cuándo empiezan a amontonarse los ladrillos para Mi Templo?, y cuándo..., muchas cosas, Yo creo que he sido clara en varias oportunidades, el Padre tiene todo previsto, dónde, cuándo y cómo, solamente les digo: no falta tanto. Tanto del tiempo que ustedes usan porque Yo estoy fuera del tiempo y se van a admirar como de la noche a la mañana todas aquellas posibilidades que se veían remotas, extrañas y hasta formando parte de un delirio se vuelve realidad. Ustedes déjense llevar por las manos del Señor y él hará todo a su debido tiempo, ni antes ni después.

Lo que debo agradecerles es esa disponibilidad constante que tienen pero también tengo que reconocer que no están ansiosos por ver ya hecho algo, no, esperan, esperan, es decir la actitud propia de aquellos que saben que el Señor hace las cosas cuando quiere, sobre todo en aquellos que han ofrendado como dijo Mi Hijo su libertad, entonces tanto el Padre como el Hijo como Espíritu Santo orientan, dirigen, conducen y las cosas se realizan más rápidamente de lo que en cualquiera pueda imaginar.

Yo sé que a veces cuando hablo como Mi Hijo Mi castellano no es tan perfecto, pero ¿importa hermanos?, lo fundamental es que se entienda lo que digo. En esas pequeñas cosas Yo no pierdo el tiempo, porque las pequeñas cosas son eso pequeñas cosas nada más. Ahora puedo asegurarles que todos los que están presentes verán las tres torres de Mi Iglesia encomendadas a la Misericordia de Mi Hijo y sobre todo verán esa torre gigantesca que en lugar de tener una cruz en lo alto tendrá una Luz que se verá desde muy lejos, mucho más lejos de lo que ustedes creen y entonces en esos momentos ustedes descansarán un poco como quien dice: cuánto de la obra ya está realizada pero Yo les diré: no Mis queridos, la cuestión recién empieza y habrá montones de almas, es decir de personas que estarán disponibles sin que se los llame para trabajar por la extensión del Reino pero ya con características y formas que darán el Tercer Milenio.

Les aseguro que todos los presentes verán en la torre más alta de Mi Iglesia la Luz, les aseguro. Digo esto porque hace un tiempo largo que no hablo de Mi Templo, es decir digo Mi Templo pero el Templo será dedicado al Jesús de la Misericordia y Nuestra Señora, la Madre de Dios y será humilde y sencillo como dije ya hace unos años: no tendrá mármoles ni lujos, será todo muy humilde, a quién se le ocurre pensar en cosas lujosas y costosas donde a pocas cuadras habría niños que se mueren de tuberculosis, sería un contrasentido Mis queridos ¿verdad?, no se llamen a engaño en todas estas cosas, Yo quiero un Templo, quiero una Casa, claro que sí, pero que lo que esa Casa cuesta no sea motivos para sacarle un pedazo de pan en la boca de aquellos que necesitan nutrirse, no confundan nunca las cosas, la Madre de Dios será Reina pero en todo caso siempre conservará la misma humildad que tenía en el pesebre cuando nació el Hijo de Dios, la humildad que tenía cuando sobre un burro iba hacia Egipto, o la humildad que tenía cuando preparaba la comida para José y su Hijo que venían de trabajar de la carpintería, cuando lo mejor que se tomaba era el agua y donde lo mejor que se comía en esa mesa de tres era el profundo amor que había entre José, Jesús y Yo, eso era lo mejor que se comía, donde los tres nos mirábamos y nos amábamos, sin que por eso tuviéramos noción de que no dentro de muchos años esa felicidad de la mesa de tres duraría, sin embargo todos sabíamos que lo que valía era cuánto nos amábamos mientras comíamos algo. En ese compartir el pan con amor estaba nuestra mayor felicidad, aunque se acercaran tiempos difíciles pero en todo caso Mis queridos tiempos en donde ustedes serían redimidos por la sangre que derramaría Mi Hijo.

Entonces tómenlo como un parámetro allá, allí donde haya lujos y ostentaciones seguramente Yo no estoy, eso no quita que algo como el Templo este del que hablamos a pesar de ser humilde sea muy hermoso, llegarán a él hombres de Oriente y Occidente, llegarán a él hombres de las cuatro latitudes, ¿para qué?, para disfrutar de las gracias con que el Señor colmará a todos aquellos que se acerquen al Templo del Tercer Milenio.

Dice la Madre Teresa:

Nuestra Madre ha hablado del Templo, pero yo sigo pensando en todos los departamentitos que se van hacer detrás y a lo largo del parque soleado y ya pienso en todos aquellos que no tienen un hogar y que irán a habitar esas habitaciones y pienso en aquellos peregrinos que no tienen un pedazo de pan para poner en su boca serán alojados y se les hablará de todas estas cosas.

Qué hermoso será mis queridos poder atender allí, irán a las ciudades y a los lugares muy poblados y a los no muy poblados y a los desérticos y traerán a mucha gente que necesita ser atendida y amada, porque todo esto mis queridos es obra del amor, entonces hasta las propias paredes de todos amarán intensamente.

El tiempo dirá si estas son solo palabras o es la realidad, siempre la Iglesia, la Santa Madre Iglesia necesitó lugares donde la gente pueda estar y que hasta las mismas paredes sean un canto de amor, ese canto de amor que sana todas las enfermedades, soluciona todos los problemas y hace posible que el hombre mire la vida como amor y proyecto.

Amén.

 

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