Mensaje del 29 de Diciembre de 1998

Esta es la lucha diaria hermanos entre el bien y el mal y esta lucha de otra forma, de otra manera, en pequeña escala, como ustedes quieran llamarle pero se repite a diario dentro de la comunidad, dentro de las personas, dentro de la comunidad, dentro del país, dentro del mundo. No teman, que todo está bien, esta es la lucha Mis queridos y nadie puede decir: terminé de luchar porque todos los días hay que empezar de nuevo, todos los días hay que empezar de nuevo.

Mensaje del 29 de Diciembre de 1998

Habla Artemio:

Ven Señor Jesús, ven, ven.

Estamos Señor admirados de todo lo que has hecho dentro de nosotros con la invocación que hemos escuchado y hemos llevado a nuestra alma, la prueba más evidente Señor por lo que pasó, cuando uno dice: Señor que haya limpieza general esto es lo que hizo esta invocación, ya sé Señor que es muy fuerte, muy fuerte pero es necesaria Señor para limpiarnos, para sanarnos, para que no quede hasta la más mínima célula en nuestro organismo que esté trabajando en contra de nuestra vida, físicamente, psíquicamente y espiritualmente.

Jesús ya hace rato que está allá en la puerta y ahora está aquí con nosotros y viene y se siente acá en la silla.

El triunfo del bien, aunque parece que cuesta, que es difícil, el triunfo del bien, pero como Jesús nos dijo: nunca bajar la guardia.

Habla Señor que nosotros te escuchamos en este día 29 de Diciembre, casi terminando el año.

Dice Jesús:

En primer lugar admiro vuestra serenidad ante todo lo que pasó y además han podido comprobar que no se atrevió ni siquiera a tocar o destruir nada religioso, absolutamente nada, cuántas ganas hubiera tenido.

Esta es la lucha diaria hermanos entre el bien y el mal y esta lucha de otra forma, de otra manera, en pequeña escala, como ustedes quieran llamarle pero se repite a diario dentro de la comunidad, dentro de las personas, dentro de la comunidad, dentro del país, dentro del mundo. No teman, que todo está bien, esta es la lucha Mis queridos y nadie puede decir: terminé de luchar porque todos los días hay que empezar de nuevo, todos los días hay que empezar de nuevo.

Que estas palabras sirvan para todos los hombres, estén siempre alertas porque el Espíritu de las tinieblas no duerme nunca y está siempre predispuesto a dar el zarpazo.

Dice Nuestra Señora:

Todo lo que han hecho está muy bien y sobre todo el no tener miedo, nunca tengan miedo, cúbranse con la sangre de Mi Hijo y háganse invadir por la llama que sale de Mi Inmaculado Corazón y nunca tengan miedo, afronten, afronten siempre, en ustedes, en los otros y en cualquiera.

Le pido a Mi Hijo esta noche que derrame infinitas bendiciones sobre ustedes porque la invocación que han hecho es realmente maravillosa porque ha tocado las fibras más íntimas de vuestros seres. Cualquier cosa que hubiese habido dentro de ustedes, fuera de lugar, sea de cualquier naturaleza, por supuesto cualquier enfermedad o lo que sea, en ese mismo momento, quien se dejó invadir con todo la fe que era necesaria se ha sanado de todo. He dicho, quien abrió su corazón y se dejó invadir por la palabra del Señor.

La Madre Teresa, San Martín de Porres y San Artemio prefieren no hablar esta noche y todos piden que se entonen cánticos navideños y tengan la seguridad que los Cielos y la Tierra se alegran y todos los Ángeles sonríen y todos festejan el triunfo del bien.

¡Alégrense mis queridos, alégrense mis queridos, alégrense por todo, alégrense, alégrense!. En vuestros cuerpos y en vuestras mentes toda esta invocación ha renovado totalmente vuestro ser, repítanla todas las veces que puedan... .

Se corta la grabación................................................................................