Mensaje del 23 de Octubre de 1997 (2º)

Yo quisiera aclararles algo: si ustedes son personas enamoradas del Evangelio, enamoradas de Nuestro Señor, enamoradas de la Virgen María, si están realmente dentro de una posición y actitud que es la correcta en cuanto a la posición cristiana, entonces no hay necesidad de estar llamando tanto y con tanta insistencia al Espíritu Santo, porque al estar en esa situación se sobreentiende que ya el Espíritu Santo les está inspirando todas las cosas que están haciendo.

Mensaje del 23 de Octubre de 1997

Habla Artemio:


Señor Jesús, estas aquí delante con todo tu esplendor y todo tu poder y también vos Madre Teresa.

Dice Jesús:


Sintetizando puedo recomendar las partes mas esenciales de la Sagrada Escritura pero si no hay la suficiente orientación del Espíritu Santo la interpretación que harán de esas Sagradas Escrituras será totalmente racional y a mi eso me parece que no sirve, directamente no sirve.

Yo creo que esta noche he sido muy claro en muchas cosas y para tenerlo en cuenta en todo y para todo lo que les he dicho porque si ustedes se fijan en lo que les dije en la otra reunión se van a dar cuenta que son ideas generales que necesitan un desarrollo propicio y ese desarrollo tendrá que venir de una inspiración Divina, no me voy a poner Yo a dar detalles sin necesidad porque los Mensajes y Profecías no tienen nada más y nada menos que el estilo del Evangelio, donde con palabras muy simples dicen verdades fundamentales y lo que hace falta, que esas verdades fundamentales sean muy bien interpretadas.

Habla Artemio:


Bueno, estoy dialogando con el Señor, no crean que estoy dormido. Bueno, ahora quiere decir algo la Madre Teresa de Calcuta.

Dice la Madre Teresa de Calcuta:


Yo quisiera aclararles algo: si ustedes son personas enamoradas del Evangelio, enamoradas de Nuestro Señor, enamoradas de la Virgen María, si están realmente dentro de una posición y actitud que es la correcta en cuanto a la posición cristiana, entonces no hay necesidad de estar llamando tanto y con tanta insistencia al Espíritu Santo, porque al estar en esa situación se sobreentiende que ya el Espíritu Santo les está inspirando todas las cosas que están haciendo. No estoy contradiciendo a Nuestro Señor, pero sí les estoy invitando a que vivan de una manera y si viven de esa manera, entonces pensarán de una manera y actuarán de una manera. ¿Eso qué significa?, estoy diciendo que si estoy realmente incluida en todas aquellas cosas que conciernen esencialmente a la idea cristiana, se sobreentiende que allí está el Señor a través del Espíritu Santo inspirándome continuamente y no solamente con palabras sino guiando mis pasos, conduciendo mi vida y poniéndome en el camino a aquellas personas que son las ideales y necesarias para completar la obra que se ha iniciado.

Pero hay necesidad entonces de una actitud de entrega interior, eso no significa que se entreguen a la elaboración de una filosofía y teología cristiana de la vida, porque cada uno tiene sus cosas que hacer. Me refiero concretamente a una actitud que prevalezca dentro de ustedes como premisa fundamental para vivir, ¿o todavía no cayeron en la cuenta, hombres de buena o mala voluntad, que para decir: soy cristiano, hay que vivir de una manera, actuar de una manera, hablar de una manera y de que cada paso en nuestra vida debe ser de una manera?.

¡Yo creo que todo es tan fácil y sencillo!, ¿por qué complican tanto las cosas?, ¿por qué quieren buscarle tantas vueltas al asunto?, ¡todo es muy fácil y sencillo!, la cuestión es meterse dentro de una forma de pensar y todo irá ocurriendo espontáneamente, yo diría que la mano del Señor estará llevándolos a todos los lugares donde Él quiere que vayan. Eso supone una disponibilidad total, una entrega total a la voluntad del Señor, no se confundan, ¡las cosas son más claras y más fáciles de lo que parecen!, lo que ocurre es que el hombre busca complicar todo, pero todo es muy sencillo, muy simple.

No es mi objetivo decirles las cosas en un tono que pueda parecerles enojada, ¡noo!, esta es mi forma de hacer, mi forma de pensar y sobre todo de trabajar, pero detrás de mi aspereza hay un profundo amor por todo lo que ocurre. Yo también era una niña de modales refinados, de palabras suaves y tiernas, pero la realidad que me tocó vivir a lo largo de los años me hizo así, me hizo áspera, me hizo un poco espinosa, me hizo difícil de entender, me hizo un poco no tan bien aceptada por ciertas clases sociales o personas de una u otra condición. Ocurre que yo siempre les dije las cosas en la cara, aunque fueran dolorosas, y esas cosas que dije a aquellos que eran orgullosos evidentemente no les cayeron muy bien, les cayeron como un golpe en los dientes, pero ese no era mi objetivo sino directamente decir las cosas por las claras.

Yo he sido una mujer pública y ustedes saben muy bien que las audiencias públicas duran muy pocos minutos y si uno no se apura a decir todo lo que tiene que decir se queda con la mitad dentro y entonces los objetivos de uno ya no se logran. Por eso es que las cosas deben decirse rápidamente, concretamente, concisas, por las claras, precisas, como para que la otra parte tenga la suficiente valentía de decir sí o no a lo que se le está proponiendo.

Es importante que sepan que yo no quiero herir los oídos de nadie con mi voz apurada ni con mi voz áspera, no quiero herir los oídos de nadie, pero sí quiero que sepan que siempre estuve apurada y que a ese hábito no lo voy a perder nunca. Ya les dije que yo también he sido una niña refinada que pasaba el tiempo entre pavadas y estupideces, pero de repente quise ganar todo el tiempo del mundo y entonces me apuré, me apuré y me apuré. Además, yo creo que el ser humano deber ir aceptando siempre su vida a las circunstancias que le toca vivir, ¿o acaso la inteligencia no es la capacidad de adaptarse a situaciones nuevas?, bueno, pues bien, todo lo nuevo que vaya apareciendo tiene que tener una adaptación, pero como el hombre tiene una estructuración que no es la adecuada, por eso entonces la necesidad de apelar rápidamente al Espíritu Santo para que nos ubique, nos aclare, nos dé en forma inmediata la lucidez mental para resolver los problemas que tenemos que resolver.

Como no voy a terminar aquí y todo esto puede seguir hablándose, quiero decirles que en la hora más serena de vuestra noche tengan la presencia del Espíritu Santo, pídanlo con toda vuestra alma para que trabaje en vuestro ser mientras están durmiendo.

¡Pidan, pidan, pidan, pidan!, el Señor no puede negarles una cosa tan maravillosa, que es como decirle: Señor, dame tu mano que quiero que entres en mis entrañas, que me digas y que me aclares todo para que mañana cuando abra mis ojos a la luz tenga las formas concretas para actuar y resolver mis problemas.

Amén.

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