Mensaje del 28 de mayo de 1996

Dice la Virgen María:

La presencia de mi hijo querido esta noche en esta casa ha hecho maravillas. Nunca se olviden de agradecer y alabar hasta el cansancio.

Me gusta mucho que repitan lo que yo digo en Yugoslavia.

Dice Jesús:

No se desalienten, tengan confianza que mis oídos han oído todo.

No hagan caso de los enemigos porque desaparecerán como las estrellas cuando sale el sol, es decir dejarán de molestar.

Créanme que los amo profundamente, los quiero con toda mi alma, nunca me olvidaré de ustedes hasta que todos estén conmigo y allí tendremos el gozo de vernos la cara.

Créanme, estoy gustoso de ver las almas de todos los presentes, porque sin excepción son buenas personas, y esta noche después de la sanación de antepasados (intergeneracional) están limpios como bebés recién nacidos.

Personal (2).

No teman en los lugares de trabajo o dónde estén de pronunciar mi nombre. Bendigan a todos los que quieran, en silencio.

Espero los martes en la noche con mucha ansiedad porque estoy deseoso de derramar mi amor sobre vosotros. ¡Si supieran cuánto los amo, saltarían de alegría!

(Se suspenden las reuniones grandes por orden del señor Obispo).

 

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