Mensajes del 21 de mayo de 1996

Dice Jesús:

Cuánto me complace venir a visitarlos todos los martes.

Vos creías que yo no iba a venir. ¿Por qué tienes tan poca fe, Artemio?

Esta noche otra vez, no les alcanzan los cabellos de la cabeza para contar las almas que entraron en el cielo.

Pueden venir días difíciles pero no tengan miedo que yo estaré con ustedes.

 

Confíen plenamente que vuestros ruegos van a ser escuchados, algunos inmediatamente, otros pasará un tiempo, porque mi tiempo no es el tiempo de ustedes.

Todos los enfermos citados al comienzo serán sanados progresivamente.

Estos días antes de la venida del Espíritu Santo recibirán muchas gracias como anticipo del Espíritu Santo. Alégrense mucho el domingo y cuando despierten digan, Jesús me ama porque manda su Espíritu Santo para que llene mi alma.

Yo sé que tienen varios de ustedes muchas penas muy hondas, pero confíen en mi Misericordia que todo lo arregla y todo lo perdona.

Les pido que abran vuestro corazón a lo largo del día porque tengo un inmenso deseo de amarlos.

No se olviden cuánto me gusta, cuando dicen el Padrenuestro porque yo se los enseñé a rezar, las otras oraciones fueron inspiradas por el Espíritu Santo.

Me parece que esta noche se acordaron poco de mi Madre.

Tengan en cuenta que en este pueblo que yo amo pasan cosas feas, algunas muy feas, pero mi Misericordia alcanza para contener la mano de mi Padre.

Confíen en mi Misericordia para todo y pídanme que les aclare en vuestra mente el alcance de mi Misericordia que es una forma de amor muy grande.

Los quiero mucho a todos y si se pudieran ver, verían que brillan como un sol.

Recen, recen, recen y todo lo conseguirán.