Mensaje del 30 de abril de 1996

Dice la Virgen María:

Los he consagrado a todos a mi Sagrado e Inmaculado Corazón.

Estoy tan contenta con ustedes que todo lo que me han pedido le rogaré a mi Hijo que se los conceda.

Desde hoy no se olviden de transmitir a vuestros hermanos la devoción a mi Inmaculado Corazón.

Quien se encomienda a mi corazón y por quienes pidan les reservaré un lugar especial en el cielo.

Hoy ustedes se han acordado de las almas del purgatorio, no les alcanzarían los cabellos de sus cabezas para saber cuántas almas han llegado a Dios.

Recuerden a vuestros padres con mucho amor porque si han cometido algún error y ustedes los han heredado, no tienen la culpa. Jesús ya lo ha reparado todo.

 

No quiero ver más lágrimas en vuestro rostro por los dolores del pasado, porque yo las he recogido y dado a mi Hijo.

Sería muy feliz si al despertar a la mañana invocaran a mi Inmaculado Corazón.

Si ustedes vieran en la dimensión que yo estoy viendo se verían brillar como soles y toda esta casa está brillando como u sol y los rayos que se desprenden llegan a todos los que están de fiesta (ese día había cuatro grandes fiestas en el pueblo).

Específica.

Específica. (2)

Éste es el verdadero cuerpo místico, la comunidad que se dedica a orar por los enfermos, los que sufren y los que tienen problemas.

Yo soy la misma Madre que se apareció hoy en Yugoslavia. Allá les pido una cosa y aquí otra, allá les regalo gracias, y a ustedes otras, pero soy la misma Madre.

Nunca se olviden de mi porque yo nunca me olvido de ustedes, sigo cada paso que dan y estoy en cada latido de vuestros corazones.

Gracias hijos míos por reunirse a orar, gracias porque aunque no les parezca están conmoviendo el cielo; gracias hijos míos…